martes, 29 de noviembre de 2011

la oficina

Hoy no puedo escribir mucho porque tengo que presentar un trabajo mañana.
Mi trabajo es hacer dibujos animados.
Para mañana por ejemplo, tengo que darle vida a esta gente que ven ahí abajo
Se supone que ya es casi la hora de almuerzo o sea que en un rato saldrán todos corriendo, emocionados.
Lo malo es que no corren por sí solos.
Yo tengo que hacerlos correr.



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lunes, 28 de noviembre de 2011

la orilla


Hoy he bajado al mar. He vuelto a casa con diez piedras y un cangrejo seco. La coraza del cangrejo parecía una pieza de bisutería, no un bicho muerto. Encontré varios cangrejos secos entre las piedras pero había que cogerlos con cuidado para que no se te hicieran polvo entre los dedos. Cuando se hacían polvo era difícil imaginar que eso alguna vez había sido un ser vivo. Hace un par de días aquellos cangrejos habían estado corriendo de lado entre esas mismas piedras redondas, escapando de la espuma que sube crepitando, pero ahora se deshacían por completo entre mis dedos sin que yo hiciera presión alguna. Sus ojos, sus tenazas, sus patas eran solo un poco de polvo que caía entre mis piernas y desaparecía entre las piedras.

Estaba yo leyendo a Guy de Maupassant en la orilla. El cuento que leía era "La Maison Tellier" y trata de unas prostitutas que van de viaje a otro pueblo para la primera comunión de una niña. En el nuevo pueblo nadie sabe que son prostitutas así que les ofrecen el lugar de honor en la iglesia; pero cuando comienza la ceremonia, una de las prostitutas viendo aquellas niñas, recuerda su propia infancia y se echa a llorar. Al cabo de unos segundos todas ellas están llorando y finalmente todos en el templo gimen y lloran conmovidos. Un cuento inolvidable, escrito con palabras simples. Pensaba yo: escribir un cuento debe ser como escoger piedras en este lugar. Todas parecen iguales y sin embargo...

Pensaba yo en esto pues tras terminar el cuento me había puesto de pie y buscaba algunas piedras para llevar a casa. Era difícil mantener el equilibrio porque las piedras no se mantenían firmes y resbalaba y me hundía igual que con las palabras. La más bonitas, además, estaban cerca de la reventazón y había que correr a cogerlas cuando la marea se retiraba por unos segundos. Buscaba yo una piedra de esas que se usaban antes en la cocina para chancar los ajos o la carne. Había ido al mercado a comprarla y todas las señoras me habían dicho que ya nadie vendía piedras y que si quería una, fuese a la playa. Así que allí estaba yo, buscando piedras para chancar carne y leyendo a Maupassant.

Ahora, mientras escribo, tengo las piedras aquí sobre el escritorio, junto a mi mano derecha. A ratos las acaricio. Coloco una negra sobre una blanca y trato de recordar el poema de Vallejo. También tengo aquí el pequeño cangrejo. Tiene ocho patas y dos tenazas. Cada tenaza no tiene más de un par de milímetros de grosor y sin embargo es tan perfecta como un barco o una mesa bien puesta.

No sé muy bien por qué traigo estas cosas a casa. No sé tampoco por qué voy al mar o por qué leo a Maupassant. Pero me siento bien, y me doy cuenta de que con los años, he aprendido a confiar más en aquellas cosas cuya razón de ser no puedo explicar.


martes, 15 de noviembre de 2011

un escritor y un pescador

Hoy ha sido el segundo día de taller con Oswaldo. El cupo era para veinte personas pero cada vez viene más gente. El primer día eramos veintiuno y hoy hemos sido veinticinco. Durante la clase me he puesto a dibujar a Oswaldo y me ha quedado así:
aAunque como una de las cosas que más llama la atención cuando lo ves, es su cabello cano, creo que el negativo de la imagen lo representa mejor:



Después de clases me he ido a almorzar al pasaje José Olaya.

Mi mesa estaba justo frente a la estatua de bronce en la que se ve al mártir, de cuerpo completo, levantando con su mano derecha una de las cartas que llevaba a nado desde El Callao hasta Chorrillos. Con la otra mano arrastra una red. Una estatua terrible a mi gusto pues en ella se intuye muy poco del pescador y en cambio se ve a un semidios levantando una carta con furia y profiriendo un terrible grito al cielo. Yo no creo que Olaya haya sido así. Un hombre que es capaz de ir a nado desde el Callao hasta Chorrillos tiene necesariamente que ser un hombre sin furia en su corazón. La furia es una roca demasiado pesada y hubiera terminado por hundirlo antes de llegar siquiera a las costas de Magdalena. Aquel tramo imposible de nuestra fría costa, solo pudo haber sido cubierto por un hombre que no estaba destinado a ello... pero que decidió hacerlo.

Me lo imagino a trescientos metros de las playas de Miraflores, flotando un instante para recuparar el aliento mientras pequeños peces le picotean las piernas y puedo sentir su frío; el océano inmenso presionándole los pulmones; pero sobre todo, puedo imaginar su certeza de que ese era el único lugar posible para él en ese momento. Y la puedo imaginar, porque es la misma certeza que debe haber tenido Ernesto Guevara, cuando enfermo de asma se lanza una noche a cruzar el amazonas frío y lleno de pirañas para ir a pasar su cumpleaños con los leprosos, y porque en general, es la misma certeza que tienen todos los hombres simples que han decidido hacer cosas imposibles.


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lunes, 14 de noviembre de 2011

café

Mi casero ha llamado esta mañana y me ha pedido dinero prestado. Mi casero es un chico de veinte años, delgado como la capa de ozono, que a veces confunde mi número con el de su novia y me manda mensajes de texto románticos. Esta vez ha confundido mi número con el de alguien con dinero. Yo no tenía más que un poco de café al fondo de la lata. Eso es lo que me separa de la miseria: cuatro o cinco cucharadas de café al fondo de la lata.

El último poco de dinero que me quedaba lo he utilizado para pagar mi cuenta de internet porque al parecer prefiero estar hambriento que incomunicado. Después he ido a tomar mi almuerzo al mercadito donde la comida es más barata. Me he llevado el primer tomo de "La palabra del mudo" de J.R.Ribeyro bajo el brazo. Me he dado cuenta que yo uso los libros como sombreros o bastones. Los saco a pasear y los traigo a casa sin haber leído una sola hoja pero consciente de que sin ellos el camino se me hubiese hecho más difícil.

En el mercadito he almorzado un seco de carne con frejoles que me ha hecho prometer no volver a comer en el mercadito. De regreso a casa he llamado a mi abuela porque hoy es su cumpleaños. Mi abuela estaba tan contenta por la presentación de su poemario que me he olvidado del marcador de la tarifa y hemos hablado un buen rato. Después he pasado por una bodega en busca de un beso de moza. Como no tenían he comprado un sol de chancays. Me han dado 8. Me acabo de comer 3 de ellos con un café.

Cada vez que abro la lata de Nescafé veo más su fondo plateado. Sé que en un par de días ya no podré sacar nada con la cuchara y tendré que echar el agua hirviendo dentro de la lata para que disuelva el café adherido a los bordes. Con suerte me dará para media taza.

Charly canta un cover de los beatles en mi radio. There's a place.

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libros y películas

Son casi las tres de la mañana y no tengo sueño. Hoy dormí por la tarde y al despertar, una densa neblina se comía la ciudad. Cerré las ventanas y me puse a ver "Bonnie y Clyde".

Hay un problema con esta película. Bonnie y Clyde no son una pareja de asesinos encantadora. No son como Mickey y Mallory de Natural Born Killers. Puedo decir incluso que Vicent y Jules en Pulp Fiction hacen una mucho mejor pareja. En realidad Clyde está bien pero Bonnie es una mujer histérica a la que provoca darle de balazos. Lo que he hecho es sacar el dvd y me he puesto a ver "The Shawshank Redemption" que es una peli en la que siempre puedo confiar.

Luego de verla me he descargado el libro de Sthepen King en el que está inspirada. Lo he conseguido en inglés y también en español. El libro se llama "Rita Hayworth y la redención de Shawshank" que por cierto me ha recordado el título "La traición de Rita Hayworth" de Manuel Puig, aunque no creo que tengan nada que ver la una con la otra.

No es la primera vez que veo The Shawshank Redemption; sin embargo, hasta ahora no había leído la parte de los créditos donde dice que está basada en una historia de Stephen King. Lo más loco es que este relato de Stephen King, es uno de los cuatro cuentos que conforman su libro "Different Seasons" dentro del cual también está "The body" que a su vez inspiró la película "Stand by me", otra de mis 5 favoritas de todos los tiempos. ¿Cuáles son las probabilidades?

Otra de las cosas raras que descubrí, es que en la película, el tipo que Andy Dufresne inventa legalmente para librar de impuestos al alcade la prisión es un tal Stephen; con lo cual tenemos que Stephen King crea a Andy Dufresne y este a su vez vuelve a crear a un Stephen y lo hace millonario, cosa que finalmente también sucedió con Stephen King.

No sé que tan bueno sea el libro pero si es al menos la mitad de bueno que la película seguro valdrá la pena leerlo. También me he quedado con las ganas de leer The Green Mile de Stephen King aunque probablemente vuelva a ver la película un par de veces más antes de conseguirlo.


Rita Hayworth y la redención de Shawshank - Stephen King

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Acaba de amanecer en Pueblo Libre. Son las cinco de la mañana. Desde mi ventana del octavo piso veo a lo lejos las letras rojas del Sheraton. No se han apagado en toda la noche. También veo el cerro San Cristóbal. La cruz está apagada pero los faros que la rodean brillan como las velas sobre una torta. También se ve el Centro Cívico que ya no es el edificio más alto de Lima.

Me pregunto a qué hora se me irá el efecto de la Coca Cola.

jueves, 10 de noviembre de 2011

el puente sobre el río Chira

A los 76 años mi abuelita acaba de publicar su primer poemario.

Como mi abuela vive en Sullana y allá no hay muchas imprentas sino más bien tamarindos, burritos y zancudos, yo me he encargado de imprimírselo acá en Lima.

Hoy me he levantado muy temprano para ir a Civa a enviarle sus libros a Sullana porque mañana es la presentación oficial del libro. Así ha quedado:



Mi mamá me cuenta que antes mi abuelita escribía unos poemas de amor muy brutales pero que luego por alguna razón dejó de hacerlos y ahora solo escribe para su terruño, que al parecer le devuelve más amor que mi abuelo.

Como todo el poemario trata de Sullana, mi abuelita me envió este boceto para la portada.



El río que se ve en la foto de abajo es el río Chira, cruzado por dos puentes anaranjados. Por el de adelante cruzan los carros y por el del fondo cruzan los burritos como se ve en esta fotografía:



Una vez tomé esta foto abajo del puente nuevo durante el fenómeno del niño de 1998.


El arbolito había crecido durante la época de sequía y cuando llegó el fenómeno de El niño lo inundó todo y el arbolito se quedó ahi al medio. Tomé esa foto porque estaba llevando un curso de foto en la universidad, pero sobre todo porque con eso de que andaba solo en Lima (mis padres habían regresado a Talara) me sentía un poco como el jodido arbolito.

Esta es una foto de mi mejor amiga lanzando un coco desde el puente viejo:



Y en el mismo puente mi amigo Ricardo me tomó esta foto en la que tengo mi polo del merlín que me acaba de recordar esa canción que dice: ♫ "voy a tirarme al mar para que un pez espada me parta por la mitad, y si en el mar no encuentro a ese pez espada, más que sea que me ahorque un cangrejo criminal" ♫


En fin. La cosa es que cuando mi abuela me dijo que quería una portada sobre Sullana, decidí que yo la dibujaría dado que ese puente me traía tantos bonitos recuerdos.

La dibujé a lápiz sobre un pedazo de cartulina que compré en el mercadito.


Luego la coloreé en photoshop. Y así quedó:




si a alguien le gustaría tener el poemario de mi abuela me avisa y le guardo uno

domingo, 6 de noviembre de 2011

jueves, 3 de noviembre de 2011

cosas que uno encuentra en la basura

Venía en la bici. Pedaleaba despacio porque era una noche fresca, sin autos y provocaba ir mirándolo todo, los árboles, las rejas de las casas, provocaba ir esquivando las bolsas de basura, rodeando los postes como gene kelly pero sin gota de lluvia que chucha, pateando una piedra que se había salido de un montículo y cruzaba la vereda como un extraño bicho. Pedaleaba e iba escuchando los fuegos artificiales porque era noche de brujas y en Lima revientan cuetes por todo y comen anticuchos y bailan y luego se rompen botellas en la cabeza tan contentos. Por suerte esa noche, todo aquello estallaba muy lejos de la calle por donde yo paseaba tranquilamente en mi bicicleta.

Entonces encontré aquel enorme carrete de cartón. Estaba tirado junto a unas bolsas de basura y a pesar de que la luz del poste caía justo sobre él, yo estuve a punto de no verlo pues un par de cuadras antes me dio algo y decidí dejar tanta mariconada nocturna y comencé a pedalear como un animal para llegar rápido a casa. Me llamó la atención el tamaño del carrete. Uno está acostumbrado a que las cosas tengan cierto tamaño. Es por eso que puedes dejar de notar un gato que cruza la calle, pero si una vaca del tamaño de un gato cruza la calle, seguro que no dejaras de verla.

Me he traído el carrete a casa. Es un carrete como el de los hilos solo que mucho más grande porque este sirve para envolver el cable coaxial que lleva la televisión hasta las casas. Lo he recogido porque se me ocurrió lo siguiente: ir llenando el carrete con páginas escritas hasta tener una novela que se lea como quien desenrolla un hilo.

Al principio me ha parecido una idea genial pero luego me he empezado a preguntar en qué sentido tendría que enrollarla para que se hiciera más fácil su lectura. Pensando en eso me he dado cuenta de que la razón por la que las novelas son impresas en formato de libro es porque es la forma más cómoda de leerlas y probablemente la única forma en que al leerlas, puedes olvidarte del soporte material y dejarte llevar por la historia. Con el carrete no. Tal vez por eso lo he recogido. Porque no sé si estoy preparado para llenar las hojas y he decidido distraerme con el soporte. Un escritor no puede hacer eso.

Al llegar a casa he dejado el carrete junto a la puerta. Al día siguiente alguien se lo ha llevado. Probablemente a la basura. Ahora no me quedan más que las hojas en blanco.

Suficiente.

pregúntale al polvo

hoy ha sido un día muy pendejo. debía pagar el alquiler de mi cuarto y no tenía el dinero. mi casero llamaba cada media hora a preguntar si ya lo había conseguido. mi casero es un chico de 18 años que vive en san juan de lurigancho y que a veces confunde mi número con el de su novia y me manda mensajes románticos. hemos ido con héctor al mercado por dos filetes de hígado porque era para lo único que nos alcanzaba. por alguna razón el hígado de la vaca es mucho más barato que el resto de su carne a pesar de que es igual de rico y a pesar de que las vacas no se lo destruyen a base de mojitos y chilcanos. También nos alcanzó para una cebolla y dos tomates, un par de huevos y hasta para un plátano para freir. almorzamos como reyes pero no teníamos para pagar la renta así que nos echamos a dormir. por fin a las cinco de la tarde mi viejo me ha sacado de la miseria y he pagado mis deudas con lo cual he recuperado la paz. entonces me he puesto a hacer este dibujo que retrata el primer párrafo de la novela "Pregúntale al polvo" de John Fante. Bukowski utiliza este mismo párrafo como epígrafe de una de sus novelas pero ahora no recuerdo en cuál. Este libro me lo prestó mi amigo Helí y es muy bueno así que a parte del dibujo, les voy a dejar el link para que se lo descarguen.

Quisiera contar algo más. Cuando estaba dibujando la tercera viñeta algo ha sucedido con mi lapicero y la bolita que gira para regular el correr de la tinta ha salido disparada. en su lugar ha asomado un delgado cabello metálico que dejaba pasar más tinta de la necesaria y que raspaba sin misericordia la hoja de mi cuaderno. Por alguna extraña razón he seguido raspando el cuaderno y he terminado el dibujo a base de manchas de tinta. he contado esto porque mientras raspaba la hoja me di cuenta que es así como desde hace un tiempo me siento al escribir y que esa es una de las razones por las que ya no lo hago. siento que raspo la hoja y que lo mancho todo, que mis palabras ya no corren con facilidad como antes (ahora mismo lo siento). pero sobre todo lo he contado porque esta vez, a diferencia de las otras, seguí dibujando aún cuando raspaba mi cuaderno y lo manchaba todo y aún cuando mi tío roncaba al pie de mi cama y su hijo roncaba al pie de mi tío y pasaba la medianochey la lámpara fallaba y hacía calor en mi pequeña habitación de pueblo libre. lo he contado porque recordé este poema de bukowski que dice algo así como que si vas a crear, vas a crear trabajando 16 horas por día en una mina de carbón o vas a crear en una piecita con tres chicos mientras estás desocupado, vas a crear aunque te falte parte de tu mente y de tu cuerpo, vas a crear ciego, mutilado, loco, vas a crear con un gato trepando por tu espalda mientras la ciudad entera tiembla en terremotos,bombardeos, inundaciones y fuego. "

Supongo que aunque no tengo un gato trepando por la espalda, esta es mi forma de decir que este es para mí, un regreso nada triunfal ni heroico al raspar las hojas del cuaderno. total, si todos los autos dejan marcas de hule al empezar la carrera ¿por qué yo no he de permitirmelo también, una vez más?

Antes de irme a dormir quisiera contarles que dos de mis escritoras favoritas han reabierto sus blogs personales y están posteando a diario con lo cual uno se siente bien acompañado en el barrio blogger y da ganas de ir a decirle al facebook: in your face! Bueno, miren el dibujito, lean a John Fante y vayan a visitar a estas muchachas: