domingo, 31 de agosto de 2014

¿de qué están hechos los poemas? -me preguntó la estatua- los poemas están hechos de uvas chancadas -le dije- ¿de qué más va a ser? ¿y el vino? el vino de palabras que terminan en o, presta atención, los libros de cebras, las cebras de televisores descompuestos, los televisores de piel de lagartos ¿y los lagartos? de insomnios, y los sueños de tropezones, los huecos de planetas deshabitados ¿y los agujeros negros? los agujeros negros son el big bang de otro universo. luego preguntó ¿por qué la gente le teme a los fantasmas? porque ellos saben la verdad. ¿qué es la verdad? todo lo que desconocemos. ¿qué hay dentro de mí? más piedra ¿qué es la piedra? una posibilidad.¿qué es una posibilidad? la razón por la que salimos de la cama. Se quedó pensando. Nunca he comprendido las camas -dijo. Es porque las estatuas no se cansan. ¿Qué es el cansancio? Lo que sentirás cuando caiga la lluvia. ¿Qué es la lluvia? Una mujer ¿Algún día dejaré de existir? Serás otra cosa, la savia de un helecho, o tal vez esa planta a la que llaman oreja de elefante ¿te gustaría? No sé, ¿a ti te gustaría ser otra persona? Extrañaría la gente con la que he conversado ¿Qué es conversar? Unirse con hilos. ¿A cuánta gente te has unido con hilos? A tanta que tendrían que descoserme todo para liberarme. ¿Y entre nosotros existe algo? Un puente colgante en llamas. ¿Cuánto aguantará? Toda la vida

sábado, 16 de agosto de 2014

un rifle de amapolas

el insomnio. una canica sumergida en un pote de témpera negra. cuando no puedes dormir recuerdas todo lo que alguna vez dijiste. y yo recuerdo que te conté esto: cuando vienes a verme te veo llegar desde mi ventana. como no tengo cama, me tiro al piso como un francotirador. te apunto con mis dedos como si sostuviera un rifle de amapolas. once pisos arriba todavía soy capaz de reconocer tu forma de atravesar los puentes. no, ella no es, ella jamás vendría tan apurada ni se pondría esos zapatos, no, su bicicleta no es de ese color, no, ella no mueve la cabeza así. pero es mentira que te reconozca por la anatomía del azar. podrías venir disfrazada de rinoceronte, de pez banana. yo te reconozco como el conejo de la nieve intuye a la lechuza entre las ramas secas. el infrarrojo de tu sangre me golpea la nariz. tu cuello tira una piedra al estanque de mi calma. ahora que ya no vienes, pienso: debí haberte disparado cuando aún te tenía en la mira. pero luego ¿qué sentido tiene acabar con algo tan bello solo porque no podemos detenerlo? sería como darle de balazos a un río. hay cosas infinitas. tener veinte, por ejemplo. casi todos nuestros cajones están vacíos ¿cuántos chicos más cabrán en tu vida? ¿cuántos te escribirán cuentos por las mañanas? pero ya sé que eso no sirve de nada. cuando yo tenía veinte una chica me escribió 44 poemas y no consiguió ni un beso. los poemas estaban numerados. ella me los mandaba y yo los guardaba en una carpeta con su nombre. no era poeta pero estaba enamorada del fantasma que yo había inventado. usaba el notepad como si estuviera escribiendo la lista del mercado. nunca había visto una archivo de notepad que pesara 24 kb. me decía: ven a vivir a buenos aires, yo traeré la comida, tú solo escribirás tus cuentos y me harás el amor. pero no viajé. porque soy cruel o porque a lo mejor tampoco se puede comprar deseo con poemas. puedo comprender entonces que no te quedes. si has de enamorarte, será por mis ojos, por el sabor de mi adn. no por estas horas en que escribo. si estoy sentado aquí es porque el teclado es mi cementerio de elefantes. te vi atravesar el puente. venías tan bonita que pensé, a lo mejor yo también agito el estanque de su calma, ¿por qué sino se pondría tan guapa para venir a esta cueva? pero conocerás otros chicos. y cuando los dejes, ellos se emborracharán, otros te llamarán de formas que jamás creíste posibles, la mayoría guardará alguna foto tuya. pero ninguno se sentará por las mañanas a convertir tu espacio vacío en un jardín botánico. nadie amasará el fuego para recrear tu espalda. ni beberán agua fría del caño para acordarse de tu voz. y la consecuencia inevitable de eso es que terminarán por olvidarte. es probable que yo también te olvide, de alguna manera. pero cuando eso suceda, esta hoja todavía existirá y hablará, como una isla que guarda nuestras risas. y otros náufragos sabrán de nosotros y su soledad estará acompañada. y cuando sean rescatados, contarán este cuento a sus amigos. porque verás, muñeca de nieve, yo no escribo para que me recuerden. escribo para que sepan que tú existías.