martes, 2 de abril de 2019
La broma infinita de prestar un libro
Hace años una amiga me llamó a la medianoche del domingo porque de pronto había tenido una epifanía: Quería leer más. Y no solo quería leer más, quería leer libros gordos, gordísimos weón, libros que le costara cargar para poder sumergirse en ellos como si fueran piscinas portátiles. Le dije que viniera a escoger algo de mi librero y yo mismo le fui poniendo libros en las manos mientras le contaba parte de la trama. Le daba libros cortos y pegadores como ganchos a la mandíbula porque sé lo jodido que es enganchar a un lector. Le di Las vírgenes suicidas, Guerra Mundial Z, probablemente algo de Stephen King y cosas así, pero todos me los iba tirando por la cabeza con una mirada que parecía decirme: ctmre, dame algo de verdad. Bueno, terminó llevándose de mi jato: Ana Karenina de Tolstói (1059 páginas), La broma infinita de Foster Wallace (más de 1200 páginas, rankeado en varias listas como uno de los libros más difíciles de leer. Yo mismo lo había dejado en la página 10 y Pika le había mordisqueado una esquina con desgano) Y de yapa se llevó The catcher in the rye en la edición norteamericana con la portada original, que me trajo mi pata Alfredo Deza de EEUU. Después de un año le pregunté cómo iba. Me pidió más tiempo. Después de 2 años le dije que no fuera pendeja, que ya me los devolviera. Los trajo. Había leído The catcher in the rye hasta la mitad y cheleando en la playa, el libro estaba cuarteado por el sol y las olas, Ana Karenina estaba intacto pero antes de darme La broma infinita me dijo que le diera otra oportunidad para intentarlo. Creo que más por orgullo que por ganas. Dejé que se lo llevara. Hace 3 años que no sé de ella xD. Creo que ahora vive en Barcelona así que dudo que se lo haya llevado consigo o le hubieran cobrado equipaje extra por ese chancabuques. Ahora ya no presto libros. Y la verdad es que cada vez me resulta más difícil recomendar alguno. He descubierto que cada lector es diferente. A mí me encantó Ana Karenina, pero vaya a saber si a ti te guste. Para eso existen lugares llamados librerías. Son hermosas. Y si eres pobre, bueno, las ferias de libros viejos, Quilca, Camaná, Amazonas. Vayan a caminar por sus pasillos como hueveando y abran libros al azar. Lean las primeras líneas. Si lo que te pega es Elvira Sastre, bueno, llévate ese. No será Ana Karenina, pero al menos podrás terminarlo :v
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