jueves, 15 de febrero de 2024

Una postal para mi abuela



Acabo de encontrar una postal que debí enviarle a mi abuela hace 20 años. Se la escribí desde un barquito que navegaba a contracorriente por el río Amazonas. Entonces yo tenía 24 años y volvía a Perú después de un largo viaje por Latinoamérica. Me había crecido el pelo y el alma. Antes de partir, mi abuela me escribió un poema en el que me decía: “Crecerán los anhelos / como el agua de los ríos que mirarás al pasar / Serán bellísimos / me imagino / como la vertiente de tus sueños / Como las cataratas del Iguazú donde te contemplarás. / No estarás / Pero estarás como un paisaje en mi alma / pintado con los recuerdos de tu infancia / Ve pues, nieto querido / sacia tu sed de manantial”.

No sé si entonces me conmovió tanto su poema como lo ha hecho esta mañana. Ahora tengo 44 y la idea de ser un paisaje en el alma de mi abuela me impulsa a estirarme como un sol. No le envié la postal aquella vez porque tenía las monedas contadas así que pensé que se la daría al volver. Pero tampoco se la di entonces. Supongo que a los 24 uno cree que el tiempo va a durarnos para siempre. Me acabo de grabar leyendo la postal y le he mandado el vídeo por WhatsApp. Mi abuela vive en Sullana junto al río Chira y ahorita debe estar comiendo su almuerzo, acalorada. Si tuviera la postal, al menos podría abanicarse con ella. Pero en todo caso, me alegra tener una abuela que sabe usar WhatsApp. Le he leído también su poema. Aquel que escribió para su nieto que se iba lejos. No sé por qué. Supongo que a veces uno no se da cuenta de lo que ha escrito hasta que alguien más lo lee por ti.



 

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