miércoles, 3 de julio de 2019

Selfie

¿Alguna vez se han preguntado por qué los escritores salimos en las fotos con cara de que estamos frente al puesto de tamales decidiendo si llevamos uno o dos? Miren a Vallejo nomás. ¿Apagué la terma? ¿Serán los potros de bárbaros Atilas? ¿Seguirá asada Georgette? Les voy a contar el making off destavaina, porque justo ayer me citan de Planeta para hacerme una sesión. Son fotos para promocionar tu libro, dicen. Ven a la librería Book Vivant, dicen. A las 11am, dicen.

Así que yo chapo mi bici y voy. Pero antes me baño, me echo Old Spice y me pongo mi camisa tonera. Diez minutos después, pedaleo por Miraflores más contento que Carlos Vives en su vídeo, porque justo esa mañana mi libro entra a imprenta. Además he salido a doble página en el diario y mi viejo está que compra todo el tiraje de Perú21 para repartirlo a mi familia en Talara. Y pa concha, en una semana empiezan mis vacaciones. Ya no se puede más gozadera. Me emociona además que los de Planeta hayan escogido esa librería, porque justo cuando llego y dejo mi bici estacionada al frente, recuerdo que ese era el parque al que hace 15 años veníamos con Gonza, Karen, Erika y Bruno en nuestros recreos de la escuelita de escritura creativa, cuando éramos jóvenes, cuando no habíamos publicado ni mierda.

Total que entro a Book Vivant y ahí está Henry esperándome con su cámara. A ver Pierre, ponte acá, me dice. Siéntate ahí y haz como que miras libros. Dale.

Estoy sentado frente a la sección de autores que comienzan con H, así que los libros que tengo al frente son de Hornby y de Houellebecq. ¿Cómo chucha se pronuncia Houellebecq? Recuerdo un meme que decía que hay que pronunciarlo como si cantaras una canción de Ricky Martin: ♪ Houellebecq, que sin ti la vida se me vaaa ♫ xD Serán pendejos.

A Nick Hornby sí me lo sé de memoria. Hornby es el tipo de escritor que jamás va a salir en las fotos con cara de que no sabe qué cremas ponerle a su sanguchón. Aparece riendo o guiñando un ojo. Yo soy su feliz lector desde Alta Fidelidad y 31 canciones. Lo seguí con Un gran chico, Cómo ser buenos, Funny Girl, En picado y Julieta, desnuda. Pero el que ahora saco del estante es Fiebre en las gradas, uno que he buscado y que recién ahora encuentro. Abro la contratapa para ver el precio y leo: S/.126 soles. La conchadetutía, Nick Hornby.

Esa es la cara con la que salgo en la primera foto que me inmortalizará. Cara de laconchadetutía. Luego me hacen otras tomas mirando al infinito y avistando pájaros inexistentes. Otra con cara de que quiero ubicar el nombre de una canción pero justo he desinstalado el Shazam. Otra serio, como si acabara de recordar a todos los amigos que me deben libros. Hasta que Henry sonríe, le pone la tapita al lente de su cámara y me dice: Ya estamos, Pierre.




Mientras pedaleo rumbo a casa, me digo: ¿será que una de esas fotos tan solemnes va a salir en la solapa de mi libro? Estoy seguro de que Henry es un gran fotógrafo y de que están buenísimas. El problema es que el sujeto retratado no se va a parecer a mí. Mis amigos van a abrir el libro y van a decir: ¿oe y este concha desde cuándo se peina? por qué no sale Boston -borracho y stone-? Así que cuando un par de minutos después Víctor me llama y me dice ¡Pierre, tenemos que mandar la portada a imprenta ahoritaaa, pásame la foto! Yo paro la bici en Angamos y le digo: Puta, Víctor, las de Henry van a demorar así que usa esta que te mando nomás.

La foto que le paso la tengo en mi cel, me la tomé hace un par de días. Aparezco sentado en mi alfombra al pie del escritorio donde terminé las 62 historias de mi nuevo libro. No es una gran foto ni tiene solemnidad o claroscuros, pero es honesta. Al rato me llama el gran Augusto, que está diseñando mi portada y me dice:

—Pierre, dame el crédito de esa foto, al toque pa ponerlo
—¡Es un selfie, Augusto!
—Ah yaaa
—Los millenials me han contagiado sus costumbres.

Como estoy cerca a Surquillo, decido pasar por una leche de tigre de 5 lucas en Al toke pez. Avanzo entre las combis y recuerdo esas fotos de escritores hechas por genios del lente como Baldomero Pestana o Daniel Modzinski. Recuerdo la pintura de Ribeyro hecha por Herman Braun-Vega que aparece en la portada de Prosas Apátridas. Y pienso en mi foto que dice: Selfie.

Csmre.

Hace unos días leía una entrevista que le hace Fernando Ampuero a Gabriel García Márquez. Hablan sobre la fama y el Gabo le cuenta que una vez le preguntó a Fidel qué es lo que más quería en la vida Y Fidel respondió: "Chico, lo que yo más quisiera en la vida es poder pararme en una esquina". En ese momento el Gabo se da cuenta de que es lo mismo que él quiere. Y es lo mismo que yo quiero. Escapar de la solemnidad.

Ahhh, por supuesto que quiero la fama, pero la quiero para mis cuentos, no para mi cara o mi nombre. Quiero que mientras mis libros pasan de mano en mano, yo siga siendo el tipo despeinado que monta bicicleta por Surquillo como Carlos Vives. Quiero seguir llegando hasta Al toke pez donde Toshi, que saltea mariscos en una gran sartén, me recibe sonriente con un vasito de chicha gratis y a mí -eso- me parece suficiente recompensa por todas las historias que escribí en la vida.



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