domingo, 28 de julio de 2019

stickers


Estoy cortando los stickers que voy a regalar mañana en la presentación. Siempre he tenido fascinación por los malditos stickers. De niño los coleccionaba. Tenía un álbum donde los guardaba sin quitarles la lámina que cubría el adhesivo. Tenía stickers de los Transformers, de los Thundercats y hasta stickers comerciales que le regalaban a mi papá en las tiendas de repuestos. También tenía los clásicos ocheteros como el león rompiendo las cadenas y el chibolo meando de espaldas. Quien haya venido a mi casa sabe que la puerta de mi baño tiene más stickers que una combi asesina. Hay hasta memes. La puerta de mi baño parece un muro de facebook. Así que desde que publiqué mi 2do libro mandé a hacer stickers de mis propios dibujitos, a ver si alguien los empezaba a juntar. Y resultó que sí. Mis lectores me mandan fotos de sus laptops, sus cuadernos o el corcho de su cuarto donde tienen pegados al Tiranosaurio de Orientación vocacional, o a mi amiga Natalia B calata montada sobre un león. Ahora que sacamos Yo no quería escribir cuentos (solo quería conocerte), que tiene 62 ilustraciones nuevas, no podía dejar pasar la oportunidad. Así que si van mañana les regalo uno. Y luego ustedes le toman foto cuando lo peguen y me etiquetan. Para ver hasta donde llega mi arte urbano marginal

 





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