Al llegar a casa el gato estaba esperándome. Nunca he vivido con un gato pero desde que mi amigo lo recogió de la calle hemos empezado a llevarnos bien. Me da pena que ahora quiera regalarlo. La recepción de este edificio me recuerda al hotel de The Shinning y el gato es el equivalente a aquel barman flaquito que le servía whisky a Jack. Yo soy Jack y el gato me sirve el whisky. Me dice: su dinero no nos sirve aquí señor Torrence, la casa invita.
¿Se han dado cuenta qué el negrito de ese hotel es el mismo que cuida el manicomio en Alguien voló sobre el nido del cuco? Hace un tiempo estuve leyendo Tokio ya no nos quiere y Ray hablaba también de aquel negro. Decía "aquel jodido negro que recorre todo el camino de nieve hasta el hotel para que nada más entrar Jack le clave un hachazo en todo el pecho".
Algunos amigos me han dicho que yo siempre ando hablando de películas y de canciones y que a veces parece que no tuviera ideas propias. Me da miedo que eso sea verdad.
A veces mi vida me parece una película. Algo que puedo ver desde afuera y contar. Me sucede sobre todo desde que el gato me espera por las noches y me dice: su dinero no sirve aquí señor Torrence, la casa invita. Esta noche le he dicho: Jodido gato es mejor que aprendas a preparar un buen whisky antes de que terminen echándote de la casa. El gato me ha mirado ofendido. Luego nos hemos quedado asomados a la ventana.
Yo pensaba: "Lima no tiene nubes, pero si tuviera me gustaría que fueran como mantarayas.
No sé en qué rayos estaría pensando el gato.
