miércoles, 25 de febrero de 2009

De qué hablamos cuando hablamos de amor

Recientemente (me refiero dentro del curso del año pasado) llegaron a Lima varios compactos de Anagrama que había buscado por mucho tiempo. Entre ellos: "En el camino" de Kerouac, "Las Vìrgenes Suicidas" de Jeffrey Eugenídes, y también toda la jodida colección del amigo Charles Bukowski. De Raymond Carver conseguí "Catedral" y "¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?" lo cual estaba bastante bien ya que allí aparecían varios de los cuentos con los que Rosella me había presentado a R.C. Tiempo después en El Virrey encontré "Si me necesitas, llámame" y me lo llevé inmediatamente a pesar de que por el precio que me dieron me salió a más o menos diez soles por cuento. Con esos tres libros de Carver estuve bastante contento y los releía esporádicamente, pero debo decir sin embargo, que de vez en cuando pensaba en aquel otro libro suyo llamado "De qué hablamos cuando hablamos de amor".

Supongo que era porque recordaba que Calamaro lo menciona en No se puede vivir del amor y me gusta cuando Calamaro hace eso, hablar de libros o películas en sus canciones. Me hace imaginar que él también los ha leído o las ha visto. Como cuando en los dientes apretados dice "Con personas que son solo sombras, como trineos de Citizen Kane" y yo recuerdo cuando en la universidad tuve que hacer todo aquel trabajo sobre la cinematografía de Citizen Kane y el fuckin Rosebud.

Bueno pues, allí estuve a la caza del libro por algún tiempo hasta que este domingo mi mamá me llevó de compras a Crisol por mi cumpleaños y apareció.

Eso es lo que estoy leyendo ahora.

No sé si sea que por estos días anduve un poco hecho mierda, pero vaya que este libro me está pegando hondo.

Ya antes alguien me ha dicho ¿pero qué tanto te pasa con estos cuentos de Carver en los que no pasa nada?

No sé. Tal vez hay que estar un poco nada para saberlo.



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jueves, 19 de febrero de 2009

el señor de los jugos

Mi papá ha llegado a casa esta mañana con veinte bolsas de chifles y carnecita seca. Nos ha mandado a comprar papaya y hemos tomado desayuno en la mesa y como debe ser. Sobre mi nuevo aspecto ha dicho: ¿que ya no venden prestobarbas en Lima?. Luego mientras desayunábamos se ha quedado observando mi cabeza un rato. Finalmente ha pronunciado su veredicto: De aquí vamos para que te quiten unos tres kilos de lana.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Los muertos

¿Hay algo más hermoso que la paciencia de este hijo de puta de James Joyce para que en un cuento de noventa páginas se tome las primeras setenta! en hablar huevadas que no vienen al tema y que cuando suelte esas últimas veinte uno se de cuenta de que no eran huevadas y que todo ese lento dalequetedoy de la fiesta, la cena, las tías Morkan y el jodido piano finalmente despiertan como voraces fieras para meterse al diálogo de Gabriel y Greta y hacer del cuento una vorágine implacable que te deja allí medio loco en la banca de un parque mientras cae la tarde y uno acaba de dejar toda su ropa en la lavandería?

martes, 17 de febrero de 2009

más sobre mi abuelo

Es difícil mantener la noción de la fecha cuando estás siempre en casa. Ahora comprendo porqué es que los viejos jalan su mecedora al patio o se asoman por las ventanas. En el patio de mis abuelos había un columpio y mi abuelo siempre estaba allí. A veces también se acercaba hasta el enrejado y se apoyaba en una columna a mirar el parque. Cada tanto pasaba alguien que lo saludaba. Le decían don Raúl ¿cómo le va? o jubilado ¿cómo está?. Mi mamá, su nuera, también le decía jubilado. Lo decía con cariño mientras le daba un beso en la cabeza. Mi abuelo limpiaba esos enormes pozos petroleros que hay en Talara. Me hubiese gustado verlo montado en alguno pero cuando yo nací él ya se había jubilado así que sólo lo veía en el columpio o mirando el box. Creo que nunca crucé más de doscientas palabras con él. Probablemente la mitad de ellas fueron hola abuelo o salud abuelito. Ahora me gustaría saber si pensaba en algo sentado allí en el patio. Cuando cargamos su tumba por la avenida principal de Talara y todo el pueblo nos vió pasar, recordé aquella vez en que hecho el necio se había metido una rodaja de rocoto a la boca terqueando que era tomate. Luego la había estado pasando de cachete a cachete hasta que no pudo más y la botó sobre la mesa. Fue muy chistoso. También recordé que al final cuando ya necesitaba ayuda para ello, se negaba a bañarse. Decía: "¿seré pato para bañarme todo el día?". Esa es en realidad la única frase que puedo recordar con el sonido de su voz. Me alegro de que sea algo que me haga reír.

lunes, 16 de febrero de 2009

Pueden empezar sin mi

Bueno, esta mañana no me he levantado muy animado. Cogí mi libro "Lo peor de todo". Es lo que usualmente hago cuando no estoy muy animado. Ahí mencionaban a Jake La Motta. Elder decía "Jake La Motta recitaba a Shakespeare". Me acordaba de aquello. Lo hace en Raging Bull, una de las mejores películas que verás en tu vida. A mi no me gusta el box pero reconozco que tiene algo. Mi abuelo miraba el box por horas y horas. A veces yo quería ver otra cosa pero él estaba allí con el box. Un día le puse pegamento en el interior de una de sus gorras. Mi abuelo siempre usaba gorras. Luego mi abuelo se murió. No por el pegamento en el gorro claro. O al menos eso espero. Mi abuela horneaba tortas. Mi hermana no podía entrar a la cocina porque la torta se hundía. Decían que era porque tenía el humor fuerte. Un día la trajeron del hospital con un yeso en el dedo. Se lo habían puesto para que no se lo chupara. Tomó algunas horas de lucha conseguir ponérselo. Apenas entró en la casa se arrancó el yeso, lo tiró bajo la mesa y volvió a chuparse el dedo. Con el tiempo se le curó. A mi también se me curó lo de mojar la cama. Aunque creo que fue después que ella dejó de chuparse el dedo. Mi abuelo miraba el box hasta que un día se murió. Mi abuela todavía hornea tortas.

domingo, 15 de febrero de 2009

Domingo

Ayer a las doce de la noche terminé de leer la antología de cuentos fantásticos que me prestó Kara a cambio del libro de Luchito Hernández. Estuvo muy buena, sobre todo el cuento de Edmond Hamilton, el de Bradbury y el de Philip K. Dick que fue quien también escribió "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. También había un cuento bastante extraño de el chico que escribió 2001: una odisea en el espacio. Casi inmediatamente me quedé dormido y soñé un montón de cosas. Lástimosamente no eran cosas fantásticas como en el libro. Esta mañana al asomarme a la ventana he visto una paloma picoteando un pan francés junto a unas bolsas de basura. Después en el baño, me he detenido frente al espejo y he notado que estoy perdiendo peso. Finalmente recordé que anteayer en la casa de July, Renato nos contó (pese a las súplicas de Gabriela para que no lo hiciera) que el pequeño Salvador había estado viendo History Channel con ella y que cuando le preguntó qué eran aquellos aparatos con sogas que lanzaban enormes piedras contra los enemigos, Gabriela le dijo: "esas son carapulcras hijito".

Y esa es la maravillosa forma en que ha empezado mi domingo.

jueves, 12 de febrero de 2009

Jueves

Me estoy dejando crecer la barba. Nunca lo había hecho. Ayer me paré frente al espejo y pensé "luzco como extra de película de artes marciales". Hoy sin embargo ya no me parece que se vea tan mal. Bueno eso digo yo. Mi madre me arrancaría la cabeza de sólo verme. Cuando mis papás se divorciaron mi papá se dejó la barba. Él nunca había usado barba pero un día se apareció en casa luciendo como el chico de Pimpinela. Mi vieja le dijo que no le iba muy bien. Yo no sabía si le iba bien o mal, sólo pensaba que aquel no era mi viejo. La próxima vez que lo vimos ya se había afeitado. De todas formas no sé si sea justo llamarle barba a lo mío. Lo que crece es bastante poco, como aquellos brotes de ichu que sobreviven duramente en la puna. Cuando estuve en la universidad tuve un amigo que se rasuraba dos veces por día. Eso si era una barba decente. En la primera clase lo veías con la cara limpia y para el mediodía parecía que una comarca de termitas le estaba devorando la cara. Le crecía pelo hasta bajo los ojos. A lo mejor era algún problema hormonal porque además tenía una voz muy grave. Cuando lo oías hablar pensabas en aquel programa radial en el que Howard Stern hace que una tipa tenga un orgasmo sólo pidiéndole que se monte sobre su parlante buffer mientras él hace ruidos graves contra el micrófono. Le conté la historia a mi amigo. Al final le dije "¿te das cuenta de que mientras nosotros llevamos años intentándolo de diversas formas tú puedes llevar a una mujer al orgasmo tan sólo valiéndote de tu voz? Él dijo: Nunca pensé que yo fuera tan chévere.

lunes, 9 de febrero de 2009

Cuando Calín despertó debido a los insistentes golpes que daba la llovizna sobre sus párpados y al profundo olor de la tierra húmeda, lo primero que vio fue un pequeño árbol con un palo de madera atado a su tronco y un enorme Volvo verde que cruzaba lentamente a su lado. Pudo ver la placa del auto, la cocada de las llantas, y hasta el barro seco acumulado bajo el parachoques trasero y pensó que aquello no era la vista normal de un auto a menos que fueras un mecánico. Atrás del Volvo pasó un viejo Lada como el de su padre pero en celeste y luego a su derecha zumbó uno de esos compactos nuevos. A pesar de que era obvio que no había despertado en su habitación sino en la berma central de una gran avenida, lo primero que Calín dijo en voz alta fue "Esto no es mi habitación". Tal vez era el exceso de series gringas en su dieta televisiva o su natural sentido del humor, pero Calín siempre había creído que había que decir las cosas de forma ingeniosa por si alguien estaba escuchando. Esta vez sin embargo, mientras se ponía de pie dificultosamente y las piedritas le raspaban las manos, y la resaca no le ayudaba a mantenerse derecho, y la llovizna le empapaba la camisa y un niño lo espiaba desde un parabrisas trasero y todos esos arbolitos atados a palos de madera y alineados hasta el infinito no le recordaban ningún lugar, todo le pareció completamente absurdo y soso y la segunda cosa que dijo justo antes de decidirse a cruzar la pista fue: "Calín ¿a quién mierda le estás hablando?".

sábado, 7 de febrero de 2009

esta mañana

"Tokio ya no nos quiere"

viernes, 6 de febrero de 2009

Curiosidades

Pocos saben que antes de ir por Hollywood pateando cráneos a diestra y siniestra, Jean Claude Van Damme fue bailarín de ballet. El gremio fílmico nunca se mostró preocupado ni escéptico por el pasado de Jean Claude en el mundo del baile; sin embargo, no puede decirse lo mismo de la Sociedad Belga de Ballet, de la cual Jean Claude fue expulsado deshonrosamente y a cuyos miembros se les tiene prohibido rentar sus películas e incluso comprar cualquiera de los artículos promocionales del actor, los cuales -valga decir- van desde cursos a distancia de kickboxing, hasta muñecos inflables que dicen "Oh May Lee!" cuando se los follan.

jueves, 5 de febrero de 2009

Estoy en Trujillo. He venido a que mi tío doctor me revise el pie porque me duele el arco que une el tobillo con los dedos. Ya me sacaron unas radiografías y exámenes de sangre. Los resultados me los dan a las siete de la noche. Espero no tener nada grave. Ahorita estaba reposando en la cama de mi primo y leyendo sus libros. Cogí Los cachorros y luego La guerra de los mundos. Al rato decidí venir a escribir un poco en estas cabinas de internet. No tenía nada especial que contar pero a veces la rutina es buena. La rutina genera costumbre y la costumbre llevada con fe puede convertirse en persistencia. Una vez hicieron un concurso sobre la palabra mas bonita del mundo. Una persona que admiro dijo que él hubiera propuesto: persistencia. Por eso he venido a escribir. Por eso y porque la cama de mi primo apesta.

martes, 3 de febrero de 2009

treinta mil

Pepe va a abrir una juguería con Andrea. Algo chiquito dijo, como de treinta mil dólares. ¿Cuándo fue que treinta mil dólares pasaron a ser algo chiquito? Todavía recuerdo a Pepe amontonando céntimos conmigo para ir a jugar Twisted Metal donde el chino. Al final nos jubábamos hasta el dinero del mototaxi y teníamos que volver a casa caminando. Más adelante lo mismo pero con las chelas. Ahora de pronto algo chiquito son treinta mil dólares. Le he dicho que podría decirle a Héctor para que pique lechuguita y a mi tío Martín para que cuide coches. También que yo me postulo para perro guardián. En la universidad teníamos un amigo al que le decíamos perro'echacra. Era además conocido como el famoso dos por ciento: No sabe no opina. ¿Será que algún día Pepe se convierte en el Pato de Pato trabaja en una carnicería? No creo. Pepe será siempre como un amable mendigo. Un mendigo con treinta mil dólares en la mano.

lunes, 2 de febrero de 2009

hola muchachos

lamento la ausencia de los últimos días. he estado un poco confundido acerca de lo que escribo. eso sin contar que gonzalo se compró un nintendo y lo dejó en mi casa. menos mal ya se lo llevó. ahora son las cuatro de la mañana y estoy oyendo al flaco spinetta cantar "seguir viviendo sin tu amor" - por duodécima vez. estar enamorado es una cosa muy jodida. voy a abrir nuevamente los comentarios en mi blog. son ustedes unos chicos muy fieles y yo una cucaracha innombrable. talvez mi contador de visitas se ha vuelto loco pero nunca se sabe. también quería contarles que este blog va a entrar en una nueva fase. es algo que me enseñó un viejo profesor. levantarse temprano y escribir un par de hojas de lo primero que a uno se le ocurra. se supone que sirve para desbloquearse y eso es justo lo que necesito. probablemente la calidad de los textos baje mucho, pero al menos habrá algo que leer diariamente y yo me dejaré de mariconadas y armaré mi libro. ¿ya suena a cuento viejo verdad? bueno también quería contarles que voy a abrir un nuevo blog con el que estoy muy emocionado. es un blog de canciones. canciones que me marcaron. como aquello que decían fito y sabina en la canción de los buenos borrachos: la banda sonora de lo que viví. espero que les guste. este es el link. ya no tarda en salir el sol. mejor me voy a dormir. zzzz