sábado, 1 de enero de 2011

oxigen music love

1 comentario:

Pierre dijo...

el otro día, al ver este dibujo, mi amigo el Equix me dijo: ¿por qué te has dibujado en un muelle?



no sé



pero ahora recuerdo que una vez de paso por Colombia, fui a Barranquilla a conocer el muelle más grande del mundo.



No era un muelle de madera como los que se suelen ver ahora, era de concreto y fierro, y estaba tan pero tan carcomido por las olas y el tiempo, que podías sentir como lo destruías con tus zapatillas a cada paso.



debo haber tardado casi una hora desde que puse el primer paso, hasta que llegué al extremo final, cagado de miedo.



estando ya en el borde, me senté con los pies al aire y recuerdo que aquello estaba tan dentro del oceano, que tenías que voltear toda la cabeza para poder ver algo de tierra firme



a la mitad del muelle me había topado con una docena de niños que se lanzaban salvajemente al mar desde una edificación derruída, que según presumo, alguna vez debe haber servido de estación al tren que recorría el muelle. Pero ya en el final, no habían niños, ni turistas, ni nada. Y supongo que yo tampoco hubiese estado allí de haber sabido que un par de años más tarde el mar iba a tragárselo a pedazos.



estuve cerca de media hora sentado en el borde, supongo que porque sabía que era un miedo que difícilmente podía volver a sentir. el miedo de morir en el mar, sin que nadie me vea y estando tan lejos de casa.



lo último que hice fue arrancar un pedazo de concreto y unas astillas de fierro oxidado que aún conservo en alguna caja debajo de mi cama



traje muchas cosas de otros países: una bolsa llena de arena blanca de las playas de Río de Janeiro, tickets de Metro, hojas de árboles del Amazonas, pepas de frutas raras



y traje estos restos de concreto y estas astillas oxidadas que me recuerdan que el miedo debe ser ese muelle que se interna y se interna



y que nunca acaba.