lunes, 4 de julio de 2011

el oso

Hace un par de semanas me compré en el puestito de libros viejos de la Universidad Católica, una antología de relatos de William Faulkner hecha por Compactos Anagrama. El libro en realidad no es nada compacto. Tiene casi 700 páginas. No soy un fanático de Faulkner, de hecho hasta ahora nunca lo había leído, pero estaban ofreciendo el libro a 14 soles de tan viejo y llovido que estaba. Lo he comprado junto con una edición ilustrada de "Momo" de Michel Ende que pienso enviarle a mi hermana pequeña.

Como quien le da a una lamida al corcho del vino que piensa beber, he decidido escoger un poco al azar uno de los tantos relatos del libro para ver a dónde me estoy metiendo. Así he llegado a "El oso". La descripción del animal me ha causado tal impresión que he decidido dibujarlo y ha salido esto. Abajo les dejo un fragmento del relato y el link por si quieren leerlo completo.



(...)
Hacía años que llevaba oyendo aquello; la larga leyenda de graneros saqueados, de lechones y cerdos adultos e incluso terneros arrastrados en vida hasta los bosques para ser devorados, de trampas de todo tipo desbaratadas y de perros despedazados y muertos, de disparos de escopeta e incluso de rifle a quemarropa sin otro resultado que el que hubiera logrado una descarga de guisantes lanzados por un chiquillo con un tubo, una senda de pillaje y destrucción que había comenzado mucho antes de que él hubiera venido al mundo, una senda a través de la cual avanzaba, no velozmente, sino más bien con la deliberación irresistible y despiadada de una locomotora, la velluda y tremenda figura.

Estaba en su conocimiento antes de llegar siquiera a verlo. Aparecía y se alzaba en sus sueños antes incluso de que llegara a ver los bosques intocados por el hacha donde el animal dejaba su huella deforme -velludo, enorme, de ojos enrojecidos, no malévolo, sino simplemente grande, demasiado grande para los perros que trataban de acorralarlo, para los caballos que trataban de derribarlo para los hombres y los proyectiles que dirigían contra él, demasiado grande para la tierra misma que constituía su ámbito forzoso-. Le parecía verlo todo entero, con la adivinación absoluta de los niños, mucho antes de que llegara siquiera a poner los ojos en alguna de ambas cosas: la tierra salvaje y condenada cuyas márgenes estaban siendo constante e ínfimamente roídas por las hachas y los arados de hombres que la temían porque era salvaje, hombres que eran miríada y que carecían de nombre unos para otros en aquella tierra donde el viejo oso se había hecho ya un nombre, a través de la cual transitaba no un animal mortal, sino un anacronismo, indomable e invencible, salido de un tiempo ancestral y muerto, un fantasma, epítome y apoteosis de la vieja vida salvaje en la que los hombres hormigueaban y lanzaban golpes de hacha con frenesí de odio y de miedo, como pigmeos en torno a las patas de un elefante somno- liento; el viejo oso solitario, indómito y aislado, viudo, sin cachorros, liberado de la mortalidad, viejo Príamo privado de su vieja esposa y que ha sobrevivido a todos sus hijos. (...)


EL oso - William Faulkner

2 comentarios:

Mane dijo...

mi querido Pi, ya habías leído a Faulkner. te suena Luz de Agosto? la clase de sociología? con Willy. por eso te sonaba, tiene la característica de ser súper descriptivo .. has encontrado una pequeña joya.
Un beso.

Pierre dijo...

leímosss luz de agossto con Willy? no ricorrrdo. me acuerdo que leímos La caída de Camus pero no el de Faulkner. De hecho, tengo "Luz de agosto" porque se lo robé a mi vieja hace un par de años cuando fui a visitarla a Talara xD pero todavía no lo he leído.