martes, 26 de junio de 2012

delirium tremens



Al hombre que mira un borracho desde la orilla de la cordura, le parece que la realidad de este se ha nublado, cuando la verdad es que la realidad del borracho no se nubla sino que se ondula, permitiéndole entrar como un pez a mareas que le están vedadas en la sobriedad. Cuando un borracho niega su borrachera no es que no se dé cuenta que ha perdido la habilidad de usar eficazmente su sentido del equilibrio y de la mesura, simplemente sucede que le parecen cualidades deleznables dentro del tibio océano de locura que le está dando la bienvenida.

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2 comentarios:

Malva dijo...

Yo no le llamaría locura sino realidad que está vedada por la "cordura". Por ejemplo, no creo que Dalí anduviera ebrio todo el tiempo y sin embargo...
Existe gente que se da el privilegio de vivir su realidad vetada, otro ejemplo es Almodóvar. Desde Hable con ella ya le decía a un amigo: "este pata un día va a hacer algo muy loco y prohibido a muchos". Y ahí lo tienes con La Piel que Habito. ¿Tú crees que si me pego una alucinada así y se la cuento a mi psiquiatra me dejaría salir del Gestalt?...nooooo, mano, noooooo. Me manda derechito al Larco Herrera.

CARO dijo...

Cada vez que el alcohol entre a jugar el papel que le corresponde, pensaré en la ondulación y en el mar... y me comenzarán a salir escamas... y seré feliz.. :)
Caro.