jueves, 23 de junio de 2016

waysepallá

Ahora que Karen se ha llevado a Pika a pasear a Cusco, me doy cuenta de que esa cachorra es el ser vivo con el que más hablo durante el día. Pika no está, pero yo igual camino por toda la casa vacía repitiendo: ¡USHH! o "tchs tchs tchs tchs" o "miiiiichi michi" o "¡waysepallá!". Incluso cuando vuelvo de clases por las noches y voy subiendo en el ascensor, empiezo a llamarla con silbidos para que venga a la puerta. Pero luego abro la puerta y Pika no está. Así que me voy a la cocina y me preparo un sandwich de jamón. Y aunque no hay a quién decirle ¡waysepallá, perrito pedilón! yo igual lo digo. Entonces, mientras mastico en silencio, me voy dando cuenta de que ahora yo soy el perro. Y que Pika se ha convertido en mi Pavlov.

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