viernes, 3 de abril de 2020

Dos soles de culantro

A propósito de los chistes sobre no saber diferenciar el culantro del perejil o el pimiento del rocoto, recuerdo que hace aaaaños cuando mi abuelo -el ñato- vivía, nos fuimos con él y con mi viejo a comer un ceviche. Fue en Talara y el ceviche de mero fresco estaba coronado por una rojísima rodaja de rocoto. Cuando el ceviche se nos fue acabando y empezamos a meterle cuchara a la leche de tigre, mi abuelo levantó también la rodaja de ají. —Papá, eso es rocoto— le advirtió mi viejo. —Es tomate— dijo mi abuelo. —Caramba, papá, es rocoto, te vas a picar—. Pero ya saben cómo son los abuelos, terrrco el csm. —Ahhh, bueeeno—, dijo mi viejo sin quitarle los ojos de encima. Vimos entonces cómo se metía el rocoto a la boca y empezaba a ponerse colorado. Las gotas de sudor le brotaron asustadas de la frente y los pocos pelos que le quedaban sobre la pelada se le erizaron. Incapaz de soltarlo, mi abuelo se lo pasó de un cachete al otro sin saber qué hacer, hasta que por fin, al borde del infarto, lo escupió con todo y su dentadura postiza. —¡Ay chucha, sí era rocoto!—dijo y apuró su vaso de chela xD. Ptmre. Ese es uno de los mejores recuerdos que tengo de mi abuelo. Mi abuelo, de 80 años, aprendiendo a diferenciar frutos rojos como un niño. Dejen nomás que esos manganzones que tienen en casa vayan al mercado solos. Dejen que pidan 2 soles de culantro, que descubran que la papa amarilla es marrón y que el ají amarillo en realidad es anaranjado pero que también le dicen ají verde o ají escabeche. Dejen que el casero se cague de risa cuando pida zapallo y al preguntarle¿cuánto, casero? él responda: deme uno nomás. Véanlos volver a casa cargando un zapallo de 8 kilos y un atado de culantro como para sazonar 4 ollas de seco de cabrito. Déjenlos, carajo, que alguna vez también a ti te pasó lo mismo. En la escuela de la vida, todos somos niños todavía.



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