sábado, 12 de abril de 2008

a denial

son las once de la noche del sábado y voy bajando por la avenida aviación con el ipod puesto al tope del volumen en un playlist de nirvana. tengo tres playlists dedicados a la banda: el de su unplugged en ny, la antología póstuma con grabaciones de garaje; y una carpeta que simplemente se llama nirvana y que contiene los temas del unplugged en sus versiones no desenchufadas y que es el que voy oyendo mientras bajo por la avenida.

la avenida aviación es probablemente una de las más feas de esta ciudad. el trayecto que me lleva desde la Javier Prado hasta mi casa es atravesado por aquella procesión infinita de columnas de cemento que esperan desde los ochentas el paso del tren eléctrico, mientras a cada lado, bajan de los taxis: chicas en minifalda, tipos con gel en el cabello y viejas imsomnes y ojerosas a llenar como lemmings desquiciados los tragamonedas, karaokes, pollerías, discotecas y trocas mal llamados saunas, que irán vaciándose a lo largo de la noche y dejando tan sólo una constelación de tickets pisoteados, botellas rotas y un vago rastro de desolación como una columa de humo que escapa de un cigarrillo mal apagado.

si he conseguido atravesar esa avenida durante tantos años sin desmoronarme, es gracias a que casi desde que tengo memoria he llevado siempre conmigo un walkman, un discman y finalmente un ipod, que me han ayudado a distorsionar por completo mi visión de la realidad al punto de convertir lugares horribles en limbos desiertos cuyas únicas edificaciones son riffs de guitarra y voces maravillosas. ahora mismo, mientras atravieso la avenida, pienso en que si kurt, dave y krist no estuviesen gritándome a las orejas sus canciones y distrayéndome de toda esta gente, estaría preguntándome donde rayos podría conseguir un lanzallamas.

es raro como, a pesar de que ya no tolero la música demasiado estridente, ni los grupos gritones y las guitarras con el efecto de distortion al máximo, ha sobrevivido en mi aquella necesidad salvaje de oir cada cierto tiempo algo de la banda de seattle. sus canciones, ya nunca podrán sonarme estridentes. he comprobado con sorpresa que puedo oírlas mientras me baño, antes de ir al trabajo, mientras almuerzo e incluso como música de fondo para dormir un rato en la tarde.

talvez no sea todo mérito de la banda. me refiero a que supongo que siguen habiendo bandas muy buenas dentro de toda esa horda de salvajes que gritan y le dan a las guitarras como si en ello se les fuera la vida. es sólo que yo no he crecido oyendo a esas bandas, no me han grabado sus casettes ni he pogueado sus grandes éxitos.

con nirvana es totalmente diferente. por supuesto que comprendo que mucha gente deteste la música grunge que hacían o que les resulte imposible extraer algo de poesía dentro de todo aquel ruído infernal que hacía cobain cuando rasgaba su guitarra o se tragaba los micrófonos en pleno concierto. y comprendo también con un poco de rabia a aquellos que odian el mito de su muerte (vaya, como si aquel suicidio fuese una afrenta personal contra ellos por seguir vivos), pero digamos, en lo que concierne a mi y a los chicos que crecieron conmigo...

¿cómo podría sonarnos estridente la música que nos dió a los catorce años, la oportunidad de salir a la pista de baile a estrellarnos los unos contra los otros y soltar aquella confusión que teníamos en los corazones y por la que luego nos conocerían como la generación x?

¿cómo podría resultarnos estúpido el suicidio de su vocalista, cuando la noticia nos sorprendió confundidos en los pabellones del colegio apenas unos meses después de que todos estuviésemos tratando de conseguir su disco del unplugged en copia, original o video?

¿cómo podría yo esta noche, intentar bajarle el volumen a smells like teen spirit, si la he gritado tantas veces que terminó por convertirse en un sonido metabólico que regula mi ritmo cardíaco, respiratorio y cerebral, y que me aleja de todas las cosas que puedan ponerme triste mientras hago el camino de regreso a casa a través de la avenida aviación?

11 comentarios:

El Chepis dijo...

Y si no te gustó el post... all apologies.

-Handrez- dijo...

Ya leyó, joven amigo de mi hermano, el libro Hevier than heaven?... por favor... quien no se ha sentido con ganas de salvar una paloma y ver aparearse a un gato con un conejo???

Miguel Ángel dijo...

Cuando escucho a Nirvana y las bandas que sirvieron de soundtrack a mi adolescencia me siento como en aquellos días.

x X x

Seamos lecas dijo...

Vaya, no pense q alguien se sentia igual a mi al pasar por esa avenida, es la mas horrible de lima!!!! con todas esas luces de neon!!!

Imberbe_Muchacho dijo...

la mejor y no tan calerta es LITHIUM... con esa cancion hacia mis tareas, y tambien escuahba algo de Soundgarden, SUPERUNKNOWN, y SPOOMAN,
De verdad que lo demas no intyeresa, pro mas que sea rudio, era nuestro ruido, lo demas no interesa

Kinky Devil dijo...

PI HAZ PUESTO "COMO PIPOL" en tus canciones....CASI YORO!!! BUUUUUAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!

Anónimo dijo...

La primera vez que escuché Smells like teen spirit, sentí algo en la pancita, un mareo y un principio de desmayo. Tenía unos catorce añitos, así que no era un embarazo no deseado, sin embargo desde ese día se gesta en mí un profundo gusto por la música y un eterno agradecimiento a los gritos melódicos de Cobain y guitarro-batacazo de su compañía por demostrarme que en efecto el alimento del alma es la música. Saludos Pierre¡¡¡

M. dijo...

¿quién rayos seríamos sin nuestra música, hueso?

Anónimo dijo...

quien diablos seríamos sin Lucerito, Tatiana, Thalia o Daniela Romo?

noseasloco dijo...

recuerdo los tonos del cole... no se como explicar la sensación que se producía en mi organismo cuando empezaba a sonar "Smells like teen spirit"... bastaba con escuchar el inicio para sumergirse en una experiencia catartica plena... AAAAAAAAHHHHHHHH!!

Pati Difusa dijo...

yo no empecé a escuchar nirvana nunca, nirvana hizo que la escuche. un día caminaba por parinacochas (calle que puede competir en fealdad con la aviación) y encontré un "string along" de nirvana, esas guías con tablaturas de guitarra que se vendían mucho en los noventas (aún se venden, pero creo q ya no tienen el mismo éxito). a partir de ese encuentro empecé a escucharlos, comprando uno de mis primeros cassettes piratas a los doce años. todavía tengo la tablatura, restaurada con su cinta adhesiva más, donde sale cobain en fondo amarillo con sus compinches.