jueves, 3 de abril de 2008

kafka y la historia de la muñeca (de brooklyn follies)

- De acuerdo. Esa historia. La historia de la muñeca... Estamos en el último año de la vida de Kafka, que se ha enamorado de Dora Diamant, una chica polaca de diecinueve o veinte años de familia hasídica que se ha fugado de casa y ahora vive en Berlín. Tiene la mitad de años que él, pero es quien le infunde valor para salir de Praga, algo que Kafka desea hacer desde hace mucho, y se convierte en la primera y única mujer con quien Kafka vivirá jamás. Llega a Berlín en el otoño de 1923 y muere la primavera siguiente, pero esos últimos meses son probablemente los más felices de su vida. A pesar de su deteriorada salud. A pesar de las condiciones sociales de Berlín: escasez de alimentos, disturbios políticos, la peor inflación en la historia de Alemania. Pese a ser plenamente consciente de que tiene los días contados.

Todas las tardes, Kafka sale a dar un paseo por el parque. La mayoría de las veces, Dora lo acompaña. Un día, se encuentra con una niña pequeña que está llorando a lágrima viva. Kafka le pregunta qué le ocurre, y ella contesta que ha perdido su muñeca. Él se pone inmediatamente a inventar un cuento para explicarle lo que ha pasado. " Tu muñeca ha salido de viaje", le dice. "¿Y tú cómo lo sabes?", le pregunta la niña. "Porque me ha escrito una carta", responde Kafka. La niña parece recelosa. "¿Tienes ahí la carta?, pregunta ella. "No, lo siento", dice él, "me la he dejado en casa sin darme cuenta, pero mañana te la traigo". Es tan persuasivo, que la niña ya no sabe qué pensar. ¿Es posible que ese hombre misterioso esté diciendo la verdad?

Kafka vuelve inmediatamente a casa para escribir la carta. Se sienta frente al escritorio y Dora, que ve cómo se concentra en la tarea, observa la misma gravedad y tensión que cuando compone su propia obra. No es cuestión de defraudar a la niña. La situación requiere un verdadero trabajo literario, y está resuelto a hacerlo como es debido. Si se le ocurre una mentira bonita y convincente, podrá sustituir la muñeca perdida por una realidad diferente; falsa, quizá, pero verdadera en cierto modo y verosímil según las leyes de la ficción.

Al día siguiente, Kafka vuelve apresuradamente al parque con la carta. La niña lo está esperando, y como todavía no sabe leer, él se la lee en voz alta. La muñeca lo lamenta mucho, pero está harta de vivir con la misma gente todo el tiempo. Necesita salir y ver mundo, hacer nuevos amigos. No es que no quiera a la niña, pero le hace falta un cambio de aires, y por tanto deben separarse durante una temporada. La muñeca promete entonces a la niña que le escribirá todos los días y la mantendrá al corriente de todas sus actividades.

Ahí es donde la historia empieza a llegarme al alma. Ya es increíble que Kafka se tomara la molestia de escribir aquella primera carta, pero ahora se compromete a escribir otra cada día, única y exclusivamente para consolar a la niña, que resulta ser una completa desconocida para él, una criatura que se encuentra casualmente una tarde en el parque. ¿Qué clase de persona hace una cosa así? Y cumple su compromiso durante tres semanas, Nathan. Tres semanas. Uno de los escritores más geniales de que han existido jamás sacrificando su tiempo (su precioso tiempo que va menguando cada vez más) para redactar cartas imaginarias de una muñeca perdida. Dora dice que escribía cada frase prestando una tremenda atención al detalle, que la prosa era amena, precisa y absorbente. En otras palabras, era su estilo característico, y a lo largo de tres semanas Kafka fue diariamente al parque a leer otra carta a la niña. La muñeca crece, va al colegio, conoce a otra gente. Sigue dando a la niña garantías de su afecto, pero apunta a determinadas complicaciones que han surgido en su vida y hacen imposible su vuelta a casa. Poco a poco, Kafka va preparando a la niña para el momento en que la muñeca desaparezca de su vida por siempre jamás. Procura encontrar un final satisfactorio, pues teme que, si no lo consigue, el hechizo se rompa. Tras explorar diversas posibilidades, finalmente se decide a casar a la muñeca. Describe al joven del que se enamora, la fiesta de pedida, la boda en el campo, incluso la casa donde la muñeca vive ahora con su marido. Y entonces, en la última línea, la muñeca se despide de su antigua y querida amiga.

Para entonces, claro está, la niña ya no echa de menos a la muñeca. Kafka le ha dado otra cosa a cambio, y cuando concluyen esas tres semanas, las cartas la han aliviado de su desgracia. La niña tiene la historia, y cuando una persona es lo bastante afortunada para vivir dentro de una historia, para habitar un mundo imaginario, las penas de este mundo desaparecen. Mientras la historia sigue su curso, la realidad deja de existir.


Brooklyn Follies
Paul Auster

14 comentarios:

El Chepis dijo...

La realidad de Kafka, supera, en su ficción, a la ficción.

Hermosa historia, lamentablemente tan cercana a su muerte.

Anónimo dijo...

"...y cuando una persona es lo bastante afortunada para vivir dentro de una historia, para habitar un mundo imaginario, las penas de este mundo desaparecen. Mientras la historia sigue su curso, la realidad deja de existir."

Cuando yo era chiquita yo tenía mucho miedo de todos, por eso me inventé una amiga imaginaria. Lo juro, no fue deliberado. Todavía me acuerdo, se llamaba Mena y le hacía cositas con plastilina. Cuando entré a la secundaria la crueldad de las chicas del cole' me la mataron. Aún pienso en ella con cariño, me creí tanto la historia que a veces hasta me da pena, pero no se lo digo a nadie porque pueden pensar que estoy loca.

Anónimo dijo...

las separaciones siempre son dolorosas... alguna vez eso me lo dijo mi terapeuta, cuando eres niño es terrible perder algo que quieres tanto, aunque no entiendas bien de que se trata, sólo te duele.

Me hizo llorar la historia, no tenía idea que que Kafka pudiera tener semejante corazón

LA MAMA DE NICOLAS

M. dijo...

tal vez eso sea más digno de publicación que la metamorfosis

digo

Anónimo dijo...

vean a los amigos imaginarios de simon en "el orfanato"

Pati Difusa dijo...

recuerdo haber leído antes esa historia, no sé dónde, pero aclaraban que esa historia era un bluff, quizá invención de auster.

quizá nosotros somos la niña.

éowyn dijo...

bueno, leeré los diarios de kafka q acabo d comprar y dspués veré si la linda historia es verosímil :)

Unknown dijo...

Palaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa es lo más bonitoo, triste y satisfactorio que escuchadooo y eso que la METAMORFOSIS es una de mis favoritas y si pues saliendo de kafka lo creo y lo creo mucho su aguda sensibilidad es algo para perpetuar y al parecer no solo lo demostraba en sus obras
ya tengo en mente q libro pedir apenas llegue a Lima Pierre llegue a Cusco enterita uff uff!! es tan bonito pero tan caro coño xDDDD en estos días compro el periódico.

Seamos lecas dijo...

Wua

mentolada dijo...

todavia tngo todas mis muñecas
me gustarian un par de historias



(la ultima linea me ha desarmado
en pedacitos)

-Handrez- dijo...

Wuauuuuuuuuuuuuuuuuuuu

Arnik Piz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Arnik Piz dijo...

necesito una historia.

Anónimo dijo...

la historia es tiernaen si, el hecho de q alguien se tome el tiempo para un desconocido la hace especial y más si este es Kafka(se imaginan su prosa tan netamente sencilla, aaaaaaaa)....

por otro lado, siempre l tuve miedo a las muñecas, tanto q las escondi en una caja....
:S