sábado, 8 de septiembre de 2012

hallazgos

Esta mañana, montando bici por Arenales, veo regada al borde de la pista una constelación de monedas de 0.50 céntimos. Estoy tan misio que los breves destellos del metal sobre la oscura brea me parecen el firmamento más bonito que he visto desde Van Gogh. Me bajo de la bici y me pongo a recogerlas. Suman S/.7.50 Cantidad nada despreciable. Pero ahí no acaba. Al levantar la vista me doy cuenta de que estoy cerquísima, realmente muy cerca, de la esquina donde hace algún tiempo Kara y yo encontramos S/.40 soles en monedas de S/.5, también tiradas al borde de la pista y TAMBIÉN en Arenales. Inmediatamente mi cerebro me dice: QUIETO LOCO, ES SOLO UNA COINCIDENCIA, asi que voy y compro un chocolate para K y se lo doy en la puerta de su trabajo. Pero me quedo pensando, pensando con esa parte del cerebro que no piensa sino que sueña, y me digo que a lo mejor a la cornucopia dorada se le ha hecho un agujero en el rabo y por ahí se está escapando la riqueza: en plena avenida Arenales. He soñado también que al cacho de oro, le sucederá igual que a los polos viejos, que comienzan con un hueco y luego terminan convertidos en coladeras. Mientras sigo pedaleando, imagino géiseres de monedas manando de todas las avenidas de la ciudad y espero que toda la gente que entre risas extiende sus manos para recibir el caudal plateado, tenga alguien a quien llevarle un chocolate.