martes, 19 de mayo de 2020

Un jabalí de la suerte

En Florencia, cerca al río Arno y junto a un pequeño mercadito, hay una escultura de este jabalí a tamaño natural. Dicen que tocarlo da buena suerte, por eso su bronce está siempre reluciente, de tanto que la gente le pasa la mano sobre el pellejo dorado. Espero que algún día tú también conozcas Florencia, corazón. Es una de las ciudades más bellas en las que he llorado. Espero que escuches correr las aguas del Arno ante ti. Que puedas comprarte una cerveza junto a la casa de Dante Alighieri, solo por joder, solo para poder brindar mentalmente con todos los Infiernos y todas las Beatrices de nuestra vida. Que luego te vayas caminando tan campante rumbo al mercadito ese. Y que justo antes de estirar la mano hacia el jabalí dorado, recuerdes que a veces estar delante de algo bello es toda la suerte que uno necesita.


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