domingo, 4 de mayo de 2008

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Hoy en la combi, me he vuelto a topar con uno de ellos.

Ha sido raro porque yo subí rápido, tratando de no incomodar a nadie con mi mochila y cogí el primer asiento vacío que encontré. Estaba preparando el ipod para el largo viaje hasta casa de kara, cuando nuestras rodillas chocaron y entonces volteé a mirarla.

Era una enfermera, joven y delgada. Intentaba dormir recostada sobre sus brazos, supuse que tras una larga noche de guardia en el hospital. No era particularmente bonita, pero tenía (aún dormida), una extraña forma de estar inquieta, como si fuese un botecito de papel intentando sobrevivir en altamar.

Entonces recuerdo haber pensado: me gustaría mucho que tú leyeras mis cuentos. Me gustaría que salieras de sala de operaciones un poquito loca y te fueras a sentar a una banca del pasillo, que luego metieras la mano en tu mandil blanco y sacaras una hoja doblada en cuatro y te pusieras a leerla.

!Qué emoción me cogió, imaginando sus labios repitiendo imperceptiblemente mis palabras!, palabras que yo había escogido poner una detrás de otra como pollitos, mientras delante suyo, pasaban las camillas con los enfermos y llamaban por el altavoz a un tal doctor martínez, pero ya sin que ella estuviera allí, sino muy lejos, a salvo de la bulla, de las obligaciones, de las medicinas y de la propia muerte, lejana e intocable sobre una alfombra voladora que era aquel papel doblado en cuatro con una historia mía impresa encima.

Ya hace mucho que había dejado de encontrármelos. El stress del trabajo, el maldito ipod, el libro para la combi. La gente ha terminado por ser parte de mi paisaje, como en un cuadro impresionista, objetos no más importantes que un poste de luz o un tacho de basura; y dentro de esa vocación de astronauta, de guardián de faro, fui perdiéndome de ella y de todas las formas que ha tomado para cruzarse en mi camino y recordarme para quién mierda es que yo escribo.

Es cierto que al principio yo escribía para mi. Pero es que al principio, yo era un chico de dieciseis años que necesitaba que escriban para él. Escribir era, por aquel entonces, una forma de defenderme contra el mundo, una forma de decir, ok, si no puedo bailar contigo al menos te morderé con mis palabras y a ti cretino, si no puedo matarte a trompadas entonces escribiré algo tan bueno que toda la gente de tu especie quedará para siempre estigmatizada y si no me admiten en ningún trabajo y tengo que seguir almorzando pan con queso de por vida, entonces hablaré del dinero como si este tuviera gusanos y se pondrán todos a vomitar tan sólo con mirar una corbata.

El problema es que al cabo de un tiempo, terminé por sacar a bailar a la chica, la hice mi novia, me comí su corazón; y en una reunión de ex alumnos me encontré con aquel cretino y descubrí que ahora yo medía cuando menos un metro más que él y se me quitaron las ganas de abollarlo, y finalmente terminaron por contratarme en todos los lugares de los que me habían largado y entonces mi rabia y mi miedo se hicieron chiquitos, tan chiquitos como un gato y luego como un chanchito de tierra, de tal modo que si leía o escribía, lo hacía, pero ya sin necesitar aquello como un bote salvavidas.

Entonces empecé a escribir para otras personas, gente que era como los pedazos de lo que alguna vez fui, y también un poco y ojalá, como los pedazos de lo que algún día volveré a ser. Supongo que por eso fue que también escribí aquel Diario deLucía, basado un poco en el tiempo que pasó karen en eeuu, y por supuesto en marii, en burbuja y en las otras chicas que perdí, que al fin y al cabo todas ellas, son un poco yo mismo, porque hoy estuve con karen en una charla y un escritor dijo que a Flaubert le habían preguntado quién era Madame Bovary y Flaubert había dicho: Coño! Madame Bovary soy yo!. Ya saben, supongo que de eso se trata.

Algunas veces eran amigos o amigas, pero luego terminé por escribir también para alguien que vi en una película o para personajes de novela de los que me enamoré, y fue tanto así que finalmente terminé haciéndolo para personas con quien me topaba en la calle. gente que se veía tan extraviada, que darles una historia era casi como ayudar a un ciego a cruzar la calle, o bajar el gato de una niña que se ha subido al árbol.

Si yo escribiera para mi, hoy por ejemplo, al volver de la calle, probablemente no hubiese tenido más que quejarme del clima o del puto trabajo que ya me tiene harto.

Pero el hecho, es que hoy subí a la combi, y ella estaba allí, tan cansada y tan dormida sobre sus brazos, que fue un poco como estar en aquel hospital con las paredes verdes y los enfermos, tratando de escapar de aquel olor a químicos, de la rutina, de la gente que se muere mientras uno tiene que seguir cargando con un corazón sano que es la envidia de todos pero que pesa tanto como una esponja llena de mercurio. así que ya no me quedó más que abrir el word y comenzar a escribir para aquella hoja doblada en cuatro dentro de su uniforme blanco.

"el invierno ha llegado a Lima y salir a la calle es como echarse a caminar dentro de un poema de vallejo, con edificios que son letras gigantes capaces de aplastarte; y el frío en las manos ya no es ni siquiera una sensación térmica, sino la ausencia de alguien entre los dedos, por el cuello, bajo los brazos y uno tiene entonces que ponerse patear una piedra por los cuadraditos de la vereda, patearla una y otra vez y ver como la piedra huye como un ratón, rebotando contra las paredes, esquivando los charcos, los jardines para ir finalmente a detenerse junto a otra piedra que parece recibirla (en tu cabeza talvez hasta abrazarla), justo en el preciso momento en que la combi te toca el claxon y uno tiene que subirse, acomodarse, mirar por la ventana intentando no llorar, cruzar los brazos y quedarse dormido un rato, pensando en qué ojalá a uno también vinieran a patearlo lejos de todo y ver que sucede si hoy no me subo a la combi, si me bajo tres cuadras antes y no llego al trabajo, si me voy andando hasta el parque, rebotando contra las piletas, esquivando edificios y gente ensimismada, y termino en el malecón mirando el mar, las nubes que pasan como carros, pero un poco menos apuradas, tumbado sobre el grass, quien sabe, talvez junto a otra piedra que a lo mejor ya me está esperando.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me gusta lo que escribes Pierre aunque sean cosas insanas haha.

Cl

M. dijo...

yo creo una de las cosas más bonitas que nos puede pasar por ej, a ti, por ej, a mi, es que nos sentemos a escribirle a alguien(es) y esa persona se sepa sentir dentro de lo que le escribimos, asi como nosotros la sentimos, y por eso, por lo menos, yo me volví loca la primera vez que lei un cuento tuyo porque supe que aunque no hubiera sido escrito para mi, sí habia sido escrito para mí y, entre otras cosas, no solo empecé a escribirte también sino que supe que ya había escrito para ti antes


tu cómo crees que pase eso de que se encuentren las piedras? asi, abiertamente, declaro: yo quiero ser piedra y esperarte. qué dices? quiero saber si te parece razonable :)

pero sobre todo quiero saber,

pierre, y a ti quién te escribió?



ven, vamos a darle el nobel y a brindarle un jugo de naranja

Anónimo dijo...

Puntos suspensivos y varios parrafos. Con eso quedo satisfecho.

Unknown dijo...

Pi, lo que aún no aceptas es que tú eres un personaje de todos los cuentos que leiste, y tu eres la enfermera en la combi para todos tus escritores favoritos.

y si esto es cierto, que paja, no?

Anónimo dijo...

creo que es hora de cambiar de rumbo (pero dejar de escribir...nunca). beso

[_kara_] dijo...

que paja todo este cúmulo de sensaciones gris nº7, creo que aun no puedo escribir para la gente como tu haces,me invade un envidia pequeñita que para la próxima vez que nos veamos sólo será una patada débil en tu tobillo izquierdo.

may.

Unknown dijo...

"el invierno ha llegado a Lima y salir a la calle es como echarse a caminar dentro de un poema de vallejo"

EN QUE STABAS PENSANDOO INCONSCIENTEEE???!!!! =(

éowyn dijo...

Gracias, Pierre! Ya entendí por qué de pronto escribir se me hizo tan complicado y hasta fastidioso. Es hora de empezar a mirar el mundo a través de los ojos de los demás y de dejar de magnificar los anodinos episodios que conforman mi vida en busca de resabios de poesía.

Miguel Ángel dijo...

Yo aún sigo escribiendo para mí. Quizás por eso me está yendo tan mal.

burbuja dijo...

bueno, siempre he pensado que de alguna forma alguien escribe nuestra historia, como esos enanitos que habitan en nuestro cuerpo y convierten nuestras rodillas en montañas y nuestros movimientos en terremotos (ya no recordaras), en realidad por eso creo que lo mas bonito que me han escrito no me lo has escrito tú aunque esos cuentos de aquellos tiempos superasen y mejorasen bastante mi realidad, es asi, lo siento pero lo mas bonito que me han escrito has sido tú, y debieron hacerlo esos malditos enanitos

Anónimo dijo...

buuuu, no llores pierrressssssh, ya regreso mañana para las fotos
cof, cof!
tu jefa juana la loka

Imberbe_Muchacho dijo...

hoy salio el sol...

Anónimo dijo...

Pierre!! Ya es invierno!! ¿Otoño?
En fin, ya casi.
Soy feliz.

MuSa AnTiSoCiaL dijo...

Al fin y al cabo escribes es tu blog para un webo de perfectos desconocidos que te leen siempre..

Anónimo dijo...

*

Q manera de manifestarlo

Q manera!



Un abrazo

*

PaO dijo...

sigo sin entender como escribes estas cosas maldito!!

...piedras...

Arnik Piz dijo...

:) este es el mejor pierre.
ya publica cabrón!!!

Anónimo dijo...

pierre. anoche soñé que te prestaba este disco en su versión LP así viejazo. es que es de mi viejo.

Pati Difusa dijo...

pierre, carajo, voy a llorar

maldito cabrón, voy a llorar

soy la enfermera, pierre, soy aquella a quien todavía rechazan en los trabajos y no baila con las chicas, pierre, y siente los edificios pierre. gracias, pierre, siempre es bonito saber que hay alguien afuera que escribe para ti. y sí, es cierto que el arte salva vidas, por lo menos sí la mía, por lo menos en este momento contribuye a que sienta que alguien me abraza porque alguien me entiende. es como cuando leí a bukowski en el libro que me prestaste, si hay gente que sabe lo que sientes y lo entiende, entonces las cosas no están tan mal.


se me salen las lágrimas, maldito cabrón


gracias, pierre.

Anónimo dijo...

Gracias, es bueno aterrizar de vez en cuando y recordar soñar olvidándote del trabajo en que te escondes para no tener tiempo de abrir los ojos y ver la mierda en que te estás metiendo concientemente.