Hoy ha sido el segundo día de taller con Oswaldo. El cupo era para veinte personas pero cada vez viene más gente. El primer día eramos veintiuno y hoy hemos sido veinticinco. Durante la clase me he puesto a dibujar a Oswaldo y me ha quedado así:
aAunque como una de las cosas que más llama la atención cuando lo ves, es su cabello cano, creo que el negativo de la imagen lo representa mejor:
Después de clases me he ido a almorzar al pasaje José Olaya.
Mi mesa estaba justo frente a la estatua de bronce en la que se ve al mártir, de cuerpo completo, levantando con su mano derecha una de las cartas que llevaba a nado desde El Callao hasta Chorrillos. Con la otra mano arrastra una red. Una estatua terrible a mi gusto pues en ella se intuye muy poco del pescador y en cambio se ve a un semidios levantando una carta con furia y profiriendo un terrible grito al cielo. Yo no creo que Olaya haya sido así. Un hombre que es capaz de ir a nado desde el Callao hasta Chorrillos tiene necesariamente que ser un hombre sin furia en su corazón. La furia es una roca demasiado pesada y hubiera terminado por hundirlo antes de llegar siquiera a las costas de Magdalena. Aquel tramo imposible de nuestra fría costa, solo pudo haber sido cubierto por un hombre que no estaba destinado a ello... pero que decidió hacerlo.
Me lo imagino a trescientos metros de las playas de Miraflores, flotando un instante para recuparar el aliento mientras pequeños peces le picotean las piernas y puedo sentir su frío; el océano inmenso presionándole los pulmones; pero sobre todo, puedo imaginar su certeza de que ese era el único lugar posible para él en ese momento. Y la puedo imaginar, porque es la misma certeza que debe haber tenido Ernesto Guevara, cuando enfermo de asma se lanza una noche a cruzar el amazonas frío y lleno de pirañas para ir a pasar su cumpleaños con los leprosos, y porque en general, es la misma certeza que tienen todos los hombres simples que han decidido hacer cosas imposibles.
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1 comentario:
El dibujo en negativo es el papá del que sale en el dibujo normal.
El que hizo la estatua de José Olaya debe haber sido un fanático de las historietas de Thor, de superheroes. Lo que menos tenemos en este país es superheroes. No hacen falta en realidad, sólo hombres simples en situaciones supernaturales.
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