martes, 30 de mayo de 2017

¿Por qué escribes?

Viene un chico a entrevistarme. Cruza la puerta de mi depa y lo primero que dice es esto: "Me he tomado la libertad de traer estas cervezas". Eso es lo primero que dice mientras me alcanza un sixpack de Coronas. Al cabo de 10 minutos y 4 chelas hemos sacado la guitarra. Al cabo de 4 boleros hemos sacado la hierba. Al cabo de 4 pitadas al porro estamos hablando de Schopenhauer y de Bauman y de sus apocalípticas visiones del amor. La grabadora sigue prendida pero ya estamos en juerga y ninguno se acuerda de la entrevista. Así que yo le hablo de ti. Y este chico, que tiene una década menos que yo pero que ha leído mucho, me analiza y me explica lo que me está pasando. Pero no entra en huevadas como yo. Me lo explica seriamente, con citas bibliográficas. Confronta su teoría con el enfoque antropológico y con el contexto histórico social. Plantea el marco teórico de mi corazón. Claro que a ratos también vuelve a coger la guitarra y se mete un Contigo aprendí ♫. Tras lo cual yo le meto un tacle al cerebro y lo arrastro hasta el ducto de basura por pendejo. Pero antes de que lo lance, él parece recordar la entrevista y me pide una última preguntita: ¿Por qué escribes? ¿Sabes por qué escribo, ctm? Escribo porque nadie va a entrevistar a un contador y se aparece con un sixpack de chelas. Escribo porque ir al psicólogo cuesta un culo de plata y los psicólogos no saben los acordes de Contigo aprendí. Y escribo porque es la única forma que yo conozco de hacer una tesis sobre mi corazón. Ah ya, dice, puuuta pero como vas no creo que te gradúes. Y entonces lo suelto. Escucho cómo su cuerpo va cayendo por el ducto junto a las botellas de Corona vacías. Adiós, le digo. Y cierro la puerta. Pero va a volver. Lo presiento.

No hay comentarios: