jueves, 3 de noviembre de 2011

cosas que uno encuentra en la basura

Venía en la bici. Pedaleaba despacio porque era una noche fresca, sin autos y provocaba ir mirándolo todo, los árboles, las rejas de las casas, provocaba ir esquivando las bolsas de basura, rodeando los postes como gene kelly pero sin gota de lluvia que chucha, pateando una piedra que se había salido de un montículo y cruzaba la vereda como un extraño bicho. Pedaleaba e iba escuchando los fuegos artificiales porque era noche de brujas y en Lima revientan cuetes por todo y comen anticuchos y bailan y luego se rompen botellas en la cabeza tan contentos. Por suerte esa noche, todo aquello estallaba muy lejos de la calle por donde yo paseaba tranquilamente en mi bicicleta.

Entonces encontré aquel enorme carrete de cartón. Estaba tirado junto a unas bolsas de basura y a pesar de que la luz del poste caía justo sobre él, yo estuve a punto de no verlo pues un par de cuadras antes me dio algo y decidí dejar tanta mariconada nocturna y comencé a pedalear como un animal para llegar rápido a casa. Me llamó la atención el tamaño del carrete. Uno está acostumbrado a que las cosas tengan cierto tamaño. Es por eso que puedes dejar de notar un gato que cruza la calle, pero si una vaca del tamaño de un gato cruza la calle, seguro que no dejaras de verla.

Me he traído el carrete a casa. Es un carrete como el de los hilos solo que mucho más grande porque este sirve para envolver el cable coaxial que lleva la televisión hasta las casas. Lo he recogido porque se me ocurrió lo siguiente: ir llenando el carrete con páginas escritas hasta tener una novela que se lea como quien desenrolla un hilo.

Al principio me ha parecido una idea genial pero luego me he empezado a preguntar en qué sentido tendría que enrollarla para que se hiciera más fácil su lectura. Pensando en eso me he dado cuenta de que la razón por la que las novelas son impresas en formato de libro es porque es la forma más cómoda de leerlas y probablemente la única forma en que al leerlas, puedes olvidarte del soporte material y dejarte llevar por la historia. Con el carrete no. Tal vez por eso lo he recogido. Porque no sé si estoy preparado para llenar las hojas y he decidido distraerme con el soporte. Un escritor no puede hacer eso.

Al llegar a casa he dejado el carrete junto a la puerta. Al día siguiente alguien se lo ha llevado. Probablemente a la basura. Ahora no me quedan más que las hojas en blanco.

Suficiente.

4 comentarios:

noseasloco dijo...

creo que la única forma de leer una novela en un carrete es sentado en el water... no sé por qué se me ocurrió eso.

Pierre dijo...

xD
podría ser arriba del portarollo de papel higiénico, poner otro porta carrete para la novela. eres un visionario juanpablo

Flucito dijo...

yo me he acordado de los papeles higiénicos con sudoku. Ok, he mandado a la mierda todo, pero, tenía que decirlo.
PD: A mí me ha quedado el cerebro en blanco.

Pierre dijo...

hay papeles higiénicos con sudoku? 0__o que quemados son los japoneses. a lo mejor hay hasta con instrucciones para hacer origami