miércoles, 4 de junio de 2014

Nunca he sido un fanático de los musicales. Creo que quedé traumatizado con los de Disney (excepto por "Alicia en el país de las maravillas" que es una obra maestra, aunque probablemente digo eso porque la vimos con Lau bajo el efecto de pociones mágicas que ingerimos para mimetizarnos con el personaje). Recuerdo también que hace muchos años me gustaba una chica con una locura de la que pensé que nunca me curaría, hasta que un día ella me contó que lo que más le gustaba de las películas de Disney era "las partes cuando cantaban". Comprendí entonces por qué nunca podríamos estar juntos. Un día íbamos a estar viendo Bambi con nuestra camada de hijos y en cuanto ellos se pusieran a entonar en coro la canción de la primavera "Las aves gorjean su felicidad. Do, re, mi, fa, so, la, si, do. ¡Oh!" yo iba a sacar la motosierra e iba a decapitarlos a todos. Recuerdo que cuando vivía en Río de Janeiro fui un día al teatro. Fui porque necesitaba melancolía y la melancolía no es algo que esté muy al alcance en Río. Hay que buscarla en rincones oscuros como si fueses a comprar crack. Incluso su saudade es una especie de tristeza con bikini. Bueno, estaba en el teatro de lo más triste (o sea feliz, feliz de estar triste) cuando de pronto los actores se pusieron a bailar y a cantar y se bajaron del escenario y bailaron con el público. Hermano, se les chorreaba el carnaval por todas partes. Ese día dije: basta. Basta de bailar y de cantar. Por eso es que ayer cuando, en la cola del teatro, Karen me dijo que la obra que íbamos a ver era un musical, ajusté. Aquel suceso en el teatro de Río había sido hace 10 años pero el trauma seguía vivo. Hay algo perturbador en ver a alguien decir cantando algo que podría decir hablando ¿o soy solo yo? Pero bueno, ayer, una vez sentado en la butaca se abrió el telón y los actores se pusieron a cantar e, inesperadamente, me sentí bien. Algo debe haber pasado (envejecí tal vez, me ablandé?). Los escuchaba cantar y pensaba: ¿por qué cantan estos cacheros? sin embargo, no era una pregunta de reclamo, sino era algo como: díganme cómo hacen para estar tan contentos con su miseria. Terminó la obra y yo estaba feliz. Volvimos a casa caminando. Tuve una novia que decía: Pierre, el mundo se divide en 2 tipos de personas: las personas a las que les gusta Ob-La-Di, Ob-La-Da y las personas a las que no les gusta Ob-La-Di, Ob-La-Da. No creo que la frase necesite mayor explicación, pero imagino que ella pensaba en esa gente que se enfurece discutiendo si el Abbey Road o el Let it be es el mejor disco de los Beatles y otra que simplemente escucha una canción boba como Ob-La-Di, Ob-La-Da y se pone a bailar como orate. A nosotros nos gustaba Ob-La-Di, Ob-La-Da. Bueno, siempre seguiré pensando que es bien pastel ver a alguien cantar monólogos y diálogos, pero parece que ahora ya no me importa. Digo ¿es que cantar es raro o es que nos hemos desacostumbrado a cantar? Loco, loca ¿hace cuánto que no cantas en la ducha? ¿Hace cuánto que no sales cantando a la calle?

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