sábado, 8 de noviembre de 2008

bird of prey

Como mi papá no es mucho de decir te quiero, suele expresar su cariño regalándome pañuelos o preparando ingentes cantidades de jugo de papaya y pan con queso. También está lo de los cortes de pelo. A mi no me gusta mucho andar cortándome el cabello pero es paja ir con él porque pone caras chistosas cuando le digo a la peluquera que me corte sólo las puntas y es más paja aún cuando le dice que le va a dar cinco soles más si me corta como debe ser.

Hubo un tiempo en que mi papá no estuvo mucho con mi hermana ni conmigo y entonces cuando volvió nos llevaba de viaje o regalaba pañuelos. No es que venga y me de una caja de pañuelos nuevos. Me los va dando uno por uno cada vez que me dispongo a salir de casa. Los saca de su bolsillo. Ya saben, mi viejo es de esos que siempre trae un pañuelo limpio por si alguien llora o hay que limpiarse el zapato. Cuando me da el pañuelo es como si me estuviera diciendo: mira salvaje, talvez esta noche alguien llore o talvez tengas que limpiarte el zapato y te agradará tener esto contigo. A veces sobredimiensiono las cosas e incluso llego a ver en el pañuelo la salvación del mundo y me voy en la combi acaricándolo como Linus con su manta.

Yo sé que siempre digo que no quiero tener hijos, pero a veces me pregunto si algún día no me arrepentiré de estarme negando esa posibilidad. Hoy una amiga salvó un pajarito que se había caído de su nido. Yo estuve averiguando en internet como podía alimentarlo y cuidarlo. Finalmente ella regurgitó para que el pichoncillo pudiera comer de su boca. Ahora ya debe estar dormido en su cajita de cartón. Le ha puesto un reloj tictac envuelto en un polo usado para que no extrañe mucho a sus padres. De sólo pensar en aquel bicho indefenso me da como un vértigo salvaje. Y supongo que tener un hijo es como mil veces más intenso. ¿Es que alguien puede estar preparado para eso?

No hay comentarios: