sábado, 15 de noviembre de 2008

una casa blanca

ayer perdí una de las lunas de mis lentes amarillos. espero que no sean como las vidas del gato porque ya con este van como cinco o seis pares. una vez los perdí sobre las dunas de Ica y luego anduve apartando ramas y lagartijas en busca de ellos. karen me había dicho que esos eran los lentes de la felicidad y como yo andaba medio loco y con resaca le creia. en cierta forma andaba por las dunas convencido de que lo que había perdido era mi felicidad y eso me ponía muy mal. no los encontré por ningún lado y volví a Lima pensando en todas las cosas tristes que a uno se le ocurren cuando vuelve a la ciudad. también he roto algún par en la cama y otros han salido volando por la ventana de un carro a la que ma asomé como un perro.

hoy fui al oculista a comprar nuevas lunas. me midieron la vista. hicieron todo aquel test del tablero con las letras pero antes de aquello me midieron con una maquinita. tenías que apoyar la barbilla en un plastiquito y mirar hacia unos agujeros. al fondo de los agujeros veías una imagen que al principio no era nada pero que luego era una casa blanca sobre una colina. un camino protegido por una cerca blanca de madera llegaba hasta mis ojos. el doctor me hizo mirarla por un buen rato mientras sacaba sus cálculos. la casa estaba muy bien. me refiero a que era sólo una imagen pero no parecía una imagen. parecía que uno realmente podía irse a vivir allí.

una vez en una antología de cuentos de terror, leí un cuento de esta chica que sueña siempre con una colina y una casa blanca muy bonita. en su sueño ella sube por la colina hasta llegar a la casa y entonces toca el timbre. cuando la puerta comienza a abrirse ella despierta. es un sueño recurrente. resulta que un día esta chica va conduciendo su auto y de pronto ve una colina que le recuerda a la de sus sueños. extrañada, aparca el carro a un lado del camino y comienza a subir. mientras sube va apareciendo en el horizonte la misma casa blanca de sus sueños. cuando llega hasta la puerta toca el timbre. al rato sale un viejo. la chica le pregunta si la casa está en venta. el viejo le dice que sí pero que no le recomienda que se la compre. ¿por qué? pregunta la chica. porque siempre viene un fantasma, dice el viejo. y ¿quién es el fantasma? pregunta la chica. Usted, dice el viejo.

Bueno, me voy a dormir porque casi no veo sin los lentes. Espero no haber estropeado mucho el cuento. Lo leí hace años. lo busqué en google para ponerlo pero no lo encuentro y el libro se me perdió.

Es raro. ¿A dónde irán a parar todas esas cosas que uno pierde?

Qué sucedería si pudieras entrar a una casa en la que estuvieran todas las cosas que alguna vez perdiste?

Qué tal si esa casa fuera la que vive en la maquinita de los oftalmólogos?

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