sábado, 29 de noviembre de 2008

fútbol y libros

Esta tarde he estado jugando fútbol con mi hermano pequeño (aquel que se comió el candado y que hoy hizo la primera comunión). Me ha clavado seis goles. A mi favor puedo decir que al menos resistí una hora dentro de la cancha. Yo nunca he sido un fanático del fútbol, pero jugar allí con él en esa canchita desolada rodeada de pozos petroleros ha estado muy bien. Jugamos hasta que aquel enorme sol rojo se ha desvanecido y hemos sido apenas dos sombras atrás de una pelota.

Por la mañana estuvimos dando una vuelta por mi colegio que ahora también es su colegio y el de mi hermanita. Todo estaba tan igual a como lo dejé que he tenido que robarme un libro de la biblioteca para no morir de nostalgia. Ha sido uno de cuentos de Allan Poe que escondí bajo el saco mientras duraba la ceremonia de la comunión. Mi profesora de cuarto de primaria (que ahora es la directora del colegio) andaba por allí y me nombró por el micrófono y agradeció que viniera a visitar el colegio. Dijo que Bryan no podría haber elegido mejor padrino. Supongo que no sabía que tenía uno de sus libros bajo el saco.

No hay comentarios: