miércoles, 17 de diciembre de 2008

Ahora que estuve rondando la casa de mis abuelos paternos en Talara, encontré en su biblioteca (atrás de cierto desorden de estampitas religiosas y un póster de Juan Pablo II), los libros con los que hace muchos años empecé a a leer. Son todos parte de una misma colección Edaf con ilustraciones a todo color. Están por ejemplo Viaje al Centro de la tierra, Los últimos días de Pompeya, Corazón, El Conde de Montecristo, entre otros. Intenté averiguar quién los había comprado porque yo no recordaba alguna vez haber visto a mis abuelos con un libro entre las manos, pero al parecer si fueron ellos. ¿Será que para cuando yo los conocí ya se habían aburrido de leer? ¿Se aburre la gente de leer algún día?

Luego en casa de mi mamá encontré los best sellers de editorial Oveja Negra que ella leía cuando estaba embarazada de mi. Dice que por esos días sólo comía, dormía y leía, mientras mi papá entraba en estado de shock. Como fue en su casa donde estuve hospedado, me leí un par: Love Story y Tiburón. Tiburón ha estado en mi casa desde tiempo inmemoriables. Recuerdo su portada tanto o más que otras cosas de la casa que no resistieron el tiempo y las mudanzas. La boca del tiburón emergiendo del agua con los dientes llenos de sangre.

Pero la verdadera joya, la encontré en casa de mis abuelos maternos, arriba en un estante, entre viejos adornos y fotos de mis tíos cuando eran pequeños: Una edición "Coquito" de las Fábulas de Samaniego. Un libro que mi tía Magali me leía por las noches, mucho antes de que yo empezara a escribir o siquiera a leer la colección Edaf de mis abuelos paternos. Me pregunto de pronto, ¿por qué ahora ya casi nunca le enseño mis cuentos a mi tía? ¿Con qué estúpido criterio juzgo que no va a entender lo que yo escribo, o que se va a espantar de ver que mis tiernos personajes de la adolescencia se han convertido en horribles hombres de apariencia dura? ¿No será que aún en esos personajes ella podría ver al chico de quien yo escribía antes? ¿Qué tan duro puede volverse alguien a quien de pequeño le leían fábulas de Samaniego para dormir?

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