jueves, 4 de diciembre de 2008

lectura de cabecera

Quisiera quedarme a escribir un rato más, pero Edgar Allan Poe me está esperando en la cama. Van tres noches seguidas y no me ha decepcionado. Es más de lo que puedo decir de muchos de mis viejos amantes. Ayer después de leer "La verdad sobre el caso del Sr. Valdemar" tuve miedo de ir a apagar la luz. No tenía miedo de ir a apagar la luz desde que era un niño. Ahora, sin embargo, durmiendo en este campamento, rodeado nada más que de pozos petroleros, gatos y silencio, el miedo es una sensación que está siempre al alcance la mano. Mis hermanos pequeños se acuestan a las ocho y mi madre apenas una hora después, de modo que a las once de la noche la casa luce como si estuviera deshabitada y yo fuera apenas su espectro vigilante. Sobre mi cama, el libro está esperándome abierto en "El pozo y el péndulo". Lo comencé a leer hace un rato y parece que trata de un hombre sentenciado a muerte que se desmaya al oír la sentencia y al despertar de su delirio descubre que está en un lugar muy oscuro. Un lugar muy oscuro como esta sala. Será mejor que me vaya a buscar el cuento antes de que el cuento venga por mi.

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